Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

lunes, 15 de febrero de 2010

Eros.


Ayer fue 14 de febrero, día de S. Valentín, día comercial como la Navidad, el día de la madre, el padre y el ayayay. Inventos para comprar, vender e idiotizar un poco más, si cabe, al personal, pero al ver la fecha en el calendario me ha dado por pensar en eso que desde los tiempos de la Grecia clásica inspiró a poetas y filósofos y empujó a reyes y emperadores a perder la cabeza… el amor.


Porque, sobre la fuerza irresistible del amor escribieron y cantaron como nadie los griegos. He aquí mi pequeño homenaje a la Grecia clásica:

Sófocles en su Antígona: «Eros incombustible en la batalla [...] Nadie escapa de ti, ni el inmortal ni el hombre que sólo un día dura. El que a ti te posee por la locura queda poseído. Tú arrastras a la ruina las almas ya sin juicio de los antes juiciosos...»Suplicándole Eurípides: «Eros, Eros, tú que de los ojos el deseo destilas y goce dulce inoculas en el alma de aquellos contra quienes combates, no te aparezcas nunca con dolor ni llegues hasta mí desmesurado»

Alceo de Mesene: «Aborrezco al Amor. ¿Por qué ese insoportable no acomete a las fieras en vez de disparar contra mi pecho? ¿De qué sirve que un Dios calcine a un hombre? ¿Qué ostentoso trofeo gana con mi cabeza cuando me ha destrozado?»

Y que mejor punto y final que el poeta sirio Meleagro: «Me dieron caza ¡a mí, que antaño tantas veces me he reído de los tristes asuntos de amor de algunos jóvenes! Pero el alado Eros ante tu umbral, Miísco, me plantó como ofrenda con la inscripción: Despojos de Cordura».

miércoles, 10 de febrero de 2010

Nomadismo.

Decía Deleuze que para viajar no siempre es necesario moverse del sitio pues existe un tipo de nomadismo sedentario que realiza sus movimientos, tanto en el espacio como en el tiempo, a través de la mente. Uno puede recorrer el mundo a través de un libro, conocer diferentes lugares, culturas y maneras de entender la vida sin moverse del sillón. También se puede retroceder en el tiempo, ubicarse en otros momentos históricos o simplemente situaciones pasadas de la vida de uno mismo. Realizar la reconstrucción de los hechos a partir de las reflexiones sobre lo sucedido. Pero las diferentes formas de practicar el nomadismo no solo pertenecen al territorio de los libros. Hay otras formas de recorrer el tiempo y el espacio; desde la música hasta cualquiera de las expresiones artísticas que constituyen los motores que impulsan el alma hacia más allá de los confines de lo comprensible.
El nomadismo que propongo tiene por objeto el disfrute, el gozo silencioso de los que descubren el placer de recorrer el mundo sin necesidad de cruzar ninguna frontera. No hay terreno para lo que es legal o ilegal, no son necesarios los pasaportes ni declarar lo que uno lleva pues no son necesarios los equipajes. No son necesarios los medios de transporte, no existe la concepción inmoral, a veces, de turista, pero si coexiste la romántica y antigua idea de viajero, aquella que mencionaba Paul Bowles al definirlo como aquél que en el trayecto desde París a Londres se pasa primero por Estambul, con la moderna y contemporánea manera de intercambiar ideas a través de un medio, o mejor un espacio tan turbulento como el cibernético.
Y es a través de estas procelosas aguas cibernéticas por donde nos desplazaremos de un lugar a otro, de una idea a otra en un placentero y, por qué no, excitante devenir de pensamientos nómadas…