Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

miércoles, 24 de marzo de 2010

Recuerdos de barrio.

Decía Antonio Machado en una de sus bellas poesías que su infancia fueron recuerdos de un patio de Sevilla, los míos lo fueron de un pequeño parterre (en su día fueron jardines) sito junto al piso piloto de una barriada de viviendas para obreros construida allá en los albores de los años 60. En el Getafe de entonces, que nada o muy poco tiene que ver con el de ahora, salvo que el pintoresco piso piloto permanece agarrado, no solo a mis recuerdos, sino también a ese parterre, hoy de nuevo ajardinado, que me retrotrae a la época de cuando éramos niños y después adolescentes. A los años salvajes de colegio, merienda y calle. De jugar a las 30, al tin, al bote bolero, a la lima, a la peonza, canicas, y al churro media manga entera. Y a esos partidos de fútbol interminables con balones de plástico agüe-vados por los múltiples atropellos que sufrían cuando se perdían bajo las ruedas de los, por entonces, pocos coches que bajaban o subían por la avenida. Dicen que los niños de hoy no saben jugar a nada que no tenga que ver con la tecnología, nosotros, los niños de entonces, desarrollamos por necesidad una desbordante y necesaria imaginación que nos permitía jugar con cualquier cosa que se pudiera transformar con nuestras manos.Hoy, aquél piso piloto, aunque ya no es el de antes, permanece en el mismo sitio pero con diferentes usos. Si por aquellos años era lugar de visitas obligadas para la compra de algunos de los pisos de la constructora dueña del inmueble, hoy es sede de asociación de vecinos y de peña cultural. De lo que antes fuera lugar de quedada, estadio olímpico deportivo y parque de atracciones multitemático, hoy solo quedan ciertos símbolos, figuras melancólicas que permanecen ancladas al lugar como mensajeras del pasado como el inalterable cedro que hizo las veces de canasta baloncestística, poste de portería imposible y objetivo a alcanzar por los dardos de fabricación casera que lanzábamos contra su vieja corteza. No se me olvidan, tampoco, aquellos tres pinos (todavía hoy se mantienen vivos) que fueron el lugar elegido para nuestra peculiar forma de entender el desarrollo “urbanístico”, pues tuvieron el honor de constituir los sólidos cimientos que soportaron nuestras “tropecientas” versiones de improvisadas cabañas.Capítulo aparte merece la acera que rodeaba, pegada a sus paredes de ladrillo rojo, al añorado piso piloto. Su perímetro de baldosas formaba el increíble circuito de juegos inventados, alcanzando tal fama que hasta era visitado por la chavalería, siempre rival y nunca bien bienvenida, de otros barrios. Recuerdo especialmente el juego de las treinta, que consistía en ligarla uno de los participantes contando hasta treinta en el lado contrario donde el resto permanecía a la espera del comienzo de la partida. El que la ligaba, y una vez hubiera terminado de contar, debía tratar de alcanzar, a la carrera y siempre sin salir del perímetro mencionado, a otro participante tocándole con la mano (la mayoría de las veces más que un toque era un golpe). A partir de ese momento, el tocado se la ligaba y vuelta a empezar. Aunque pudiera parecer una simpleza de juego, para nosotros, los legítimos dueños de aquél maravilloso lugar, era la mar de divertido. Podíamos permanecer horas jugando hasta caer agotados o hasta que (esto ocurría en la mayor parte de las ocasiones) alguno de los participantes se mosqueara debido a algún lance del juego.Y qué decir de la ventana exterior de una de las habitaciones del inmueble. En su cornisa nos subíamos a dejar pasar el tiempo mientras consumíamos esos flashes de coca cola de 5 pesetas con pajita incluida o, en su defecto, esas interminables y súper saladas bolsas de kikos, también de 5 pesetas. Mientras hacíamos acopio de los kikos, hielos coloreados con sabor, pipas o cualquier golosina comprada en el kiosco del barrio (hoy ya tristemente desaparecido) soñábamos con ser lo antes posible adultos. Triste paradoja la de hoy pues soñamos con volver a ser niños, no subidos a una ventana sino frente al volante del automóvil, en cualquier atasco, imbuidos por la crisis, las hipotecas, la familia, el trabajo (quien todavía lo conserva) y el acelerado paso del tiempo.El Pajes, el Yuste, el Albertazo, el Jose, yo mismo, mis hermanos, los Trujillanos, el Pablito, Julio (el taxista) y su hermano, el Chuelas, el Luismi, el Dani y todos aquellos chavales y chavalillos, dependiendo la generación a la que pertenecieran, formábamos parte del pequeño mundo que habitaba y disfrutaba alrededor del piso piloto. Había, por supuesto, más nombres y más muchachadas que jugaban por esa zona tan particular del barrio de Juan de la Cierva y más concretamente en las inmediaciones del portal 44 de la Avenida de España, pero mi memoria no da para tanto.
Otro lugar de máxima importancia tanto para mí como para mis colegas de entonces era nuestro querido portal, en aquella época número 44 hoy 42, donde podíamos estar sin hacer nada toda una larga mañana de verano. A la sombra de nuestro bloque y disfrutando del frescor privilegiado de unos jardines recién regados. El portal era algo más que el simple acceso a nuestras casas, tenía un significado especial para todos nosotros. De alguna manera aquél lugar, por encima incluso del piso piloto, nos dotaba de una identidad especial frente al resto del barrio, o al menos eso era lo que nosotros creíamos. Todo un orgullo y un privilegio ser de aquel portal. Dentro del barrio, y más particularmente en lo que se refería a nuestro bloque de viviendas, ser de un portal u otro te otorgaba la posibilidad de pertenecer a un grupo de amigos con una personalidad y modo de ser diferente, especial y por encima de todo, por supuesto, mejor que el resto. Eso era ser o pertenecer al portal 44.Pero la diversión y la aventura no sólo se delimitaba a los confines de fort piso piloto, más allá de la frontera (Avenida de las Ciudades) que marcaba el paso al territorio comanche nos dejábamos llevar, no sin cierto peligro pero sin temor alguno, por las mil y una aventuras con las que aquellos territorios inhóspitos nos invitaban a disfrutar. Las fogatas y los pozos abandonados desde donde, una vez más, dejábamos pasar ese tiempo que transcurría en una medida muy diferente a la de ahora. Y los inmensos y verdes campos de plantaciones de cereales donde tumbados sobre la tierra arada y con un tallo de espiga en la boca compartíamos algo más que ilusiones y proyectos de futuro. De esas áridas parcelas de tierra donde se mezclaban con igual acomodo y fortuna ganaderías, huertas, sembrados y maltrechos campos de arena nos jugábamos al futbol no otra cosa más que el orgullo.Otros tiempos, otras circunstancias, otros amigos, muchos, muchísimos recuerdos. Han pasado 30 años pero la frescura con la que recuerdo aquellos años sigue intacta.

martes, 16 de marzo de 2010

Lo que en este momento me sale del alma.




A todos los o las que naufraguéis en este pequeño islote perdido en medio de la procelosa mar de las hondas cibernéticas, quisiera que compartierais conmigo este mensaje, encerrado en esta especie de botella "virtual", y arrojado a contracorriente, contra las olas que golpean incesantemente contra la playa cibernética en la que me encuentro inmóvil, sujeto a mi ratón y a la espera de que el azaroso oleaje traiga consigo alguna señal, por pequeña que fuera, en la que perciba que hay alguien al otro lado.
Hoy 16 de marzo de 2010, cuando tan solo quedan unos días para que acabe este largo y sufrido invierno, golpeo las teclas de mi portátil con el objetivo de trasladar a la pantalla mi más profundo sentimiento de libertad. Esa perpetua y bella proclama que va unida a la condición humana. Y tengo también la necesidad de decir, sin ánimo de resultar pedante, que amo a mi pareja por encima de todas las cosas, que mis dos hijos son, además de ser las personas más maravillosas a las que he tenido la oportunidad de conocer, la luz que alumbra mi camino.
Entre mis más sagrados valores está el intento de ejercer el compromiso de sostener e impulsar la irrefrenable necesidad de transformar aquello que me es más cercano. Amo la belleza de lo inconmensurable pero también de lo diminuto, efímero e intangible, y si bien a veces la vida me produce vértigo, sigo adelante a pesar de los obstáculos, de los vaivenes y de la imposibilidad, a veces, de rectificar los trazos que el destino me tenga guardados. A pesar de todo intento reinventarme a cada paso. Me ilusiona e impulsa sentir que todavía queda mucho por sentir, lo inesperado y la siempre más que probable posibilidad de que todo pueda cambiar a mejor. Nada despierta en mí el miedo, salvo la posibilidad de tenerlo.
No sé del todo hacia donde voy pero lo cierto es que ese es precisamente el motivo de seguir caminando, pues me reafirmo en la idea de que lo mejor está siempre por llegar.

viernes, 12 de marzo de 2010

Publicado en el periódico local "Al cabo de la calle" (marzo 2010).

Resulta indignante por no utilizar palabras de peor gusto, leer las declaraciones publicadas en su periódico el 11 de marzo de 2010 del señor concejal de Desarrollo Sostenible y Deportes, además de Presidente del Consejo de Barrio del Sector III, don Ángel Bustos en relación a las continuas quejas de los vecinos denunciando el abandono más que manifiesto en el que se encuentran calles, sendas, parques e infraestructuras viarias de este barrio.

Argumentar que todos los años se invierten cerca de 300.000€ en la operación asfalto de esta zona de Getafe me produce cierto asombro y perplejidad, cuando lo que todos los que vivimos en este barrio comprobamos una y otra vez que no solo no se asfaltan de manera integral ninguna de las grandes arterias de circulación del Sector (Avenida Juan Carlos I, Avenida de la Libertad, Avenida Arcas del Agua) si no que a lo más que se llega es a “parchear” aquellos continuos socavones que, por su reiteración y continuo tránsito de vehículos, se hace necesario más por motivos obligados de seguridad vial que por mejora y conservación.

Por otra parte, quisiera hacer constar que el Sector III no solo es el barrio más extenso de Getafe, sino que también es donde más impuestos se recaudan (tasa de basuras e IBI más elevados de la CAM, tasa sobre vados obligatoria) y donde menos conservación, mantenimiento y mejora de las infraestructuras viarias se lleva a cabo.

Para finalizar, quisiera también apuntar que no es que los vecinos tengamos la “percepción de que no se hace nada”, si no que lo que tenemos es la completa seguridad de que se hace mucho menos que en otras zonas de Getafe, y hay pruebas evidentes de ello.



Algunos fragmentos de cine.

MI VIDA SIN MI. Isabel Coixet.
"Esta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca pensaste que estarías así, nunca te viste, como lo dirías... como esas personas que disfrutan mirando la luna, que pasan horas mirando las olas o los atardeceres, o el viento en los sauces, supongo que sabes de qué clase de personas hablo, a lo mejor no. Pero resulta que te gusta estar así, pelándote de frío, notando como el agua traspasa tu chaqueta, te llega a la piel. Y el olor. Y el tacto de la tierra que ablanda. Y el sonido del agua chocando contras las hojas. Todas las cosas de las que hablan los libros que no has leído. Esta eres tú, quién iba a pensarlo..."
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MARTÍN H. Adolfo Aristarain.
H: ¿Y no extrañás, no tenés ganas de volver? Martín: Eso de extrañar, la nostalgia y todo eso, es un verso. No se extraña un país; se extraña el barrio en todo caso, pero también lo extrañas si te mudas a diez cuadras. El que se siente patriota, el que piensa que pertenece a un país es un tarado mental, la patria es un invento. ¿Qué tengo que ver yo con un tucumano o con un salteño?. Son tan ajenos a mi como un catalán o un portugués, una estadística, un número sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente, tu país son tus amigos y eso sí se extraña, pero se pasa. Lo único que yo te digo es que cuando uno tiene la chance de irse de Argentina debe aprovechar. Es un país donde no se puede ni se debe vivir, te hace mierda. Si te lo tomás en serio, si pensás que podes hacer algo para cambiarlo, te haces mierda. Es un país sin futuro, saqueado, depredado y no va a cambiar. Los que se quedan con el botín no van a permitir que cambie. H: Que la patria es un verso estoy de acuerdo, pero en lo otro sos muy pesimista. Todo puede cambiar. No creo que estemos mucho peor que otros países. Martín: La Argentina es otra cosa. No es un país, es una trampa. Alguien inventó algo como la zanahoria del burro: lo que vos dijiste..., puede cambiar. La trampa es que te hacen creer que puede cambiar. Lo sentís cerca, que es posible, que no es una utopía, es ya, mañana... Siempre te cagan. Vienen los milicos y se cargan treinta mil tipos o viene la democracia y las cuentas no cierran y otra vez a aguantar y a cagarse de hambre y lo único que podes hacer, lo único que podes pensar es en tratar de sobrevivir o de no perder lo que tenés. El que no se muere se traiciona y se hace mierda, y encima dicen que somos todos culpables. Son muy hábiles los fachos, son unos hijos de puta. Pero hay que reconocer que son inteligentes, saben trabajar a largo plazo.
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Balde runner. Ridley Scott.
Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

jueves, 11 de marzo de 2010

Algunos aforismos o pensamientos breves para tener a mano.

La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.La vida, un ballet sobre un tema histórico, una historia sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecho real.La vida, fotografía del número, posesión en las tinieblas (¿mujer, monstruo?), la vida, proxeneta de la muerte, espléndida baraja, tarot de claves olvidadas que unas manos gotosas rebajan a un triste solitario.
Julio Cortazar.
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No se puede jugar a medias. Si se juega, se juega a fondo. Para jugar bien hay que apasionarse, salir del mundo de lo concreto. Es introducirse en el mundo de la locura. Del mundo de la locura hay que aprender a entrar y salir. Sin introducirse en la locura no hay creatividad. Sin creatividad uno se burocratiza, se torna hombre concreto, repite palabras de otros.
Tato Pavlovsky.
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Buscar no es un verbo sino un vértigo. No indica acción.No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.
Alejandra Pizarnik.
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También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno.
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Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos.
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La muerte es una quimera, pues cuando yo estoy, ella no está; y cuando ella está, yo no.
Comamos y bebamos que mañana moriremos.
Epicuro.
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De la piel para adentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país.
Antonio Escohotado.
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Muchas novelas modernas son tan aburridas que no valen el árbol que se taló para imprimirlas.
Pintada anónima en la Universidad Complutense de Madrid.
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En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte, imita a la naturaleza.
Aristóteles.
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Si me dieran a elegir, yo elegiría esta salud de saber que estamos muy enfermos, esta dicha de andar tan infelices. Si me dieran a elegir, yo elegiría esta inocencia de no ser un inocente, esta impureza en que ando por impuro. Si me dieran a elegir, yo elegiría este amor con que odio, esta esperanza que come panes desesperados. Aquí pasa, señores, que me juego la muerte.
Juan Gelman.
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No soy nada, nunca seré nada, no puedo querer ser nada, aparte de eso tengo en mí todos los sueños del mundo.
Fernando Pessoa.