Era un verdadero devorador de novelas
policiacas y solía presumir de haber leído casi todas, pero una al menos parecía
resistírsele. La buscaba con obsesiva insistencia entre todas las tiendas de
libros de la ciudad y siempre obtenía un no por respuesta. Cuando ya estaba a
punto de darse por vencido descubrió una vieja tienda de libros de segunda mano
y descatalogados que no recordaba haber visto antes. Entró nervioso, y con
cierta euforia contenida, dejando casi con la palabra en la boca al dependiente
cuando éste le indicó la estantería donde podía encontrar la ansiada novela. Rebuscó
entre varios de los títulos depositados en aquellos estantes polvorientos hasta
que, vieja y amarillenta, la encontró. Sopló el polvo que la envolvía y la
abrió leyendo al azar una de sus páginas. Su gesto entonces mezcló rasgos de
satisfacción, incredulidad y temor al creer entender que era él a quien el
asesino estaba a punto de disparar al finalizar la lectura del tercer párrafo. Aterrado, cerró el libro antes
de que la bala pudiera alcanzarlo en la cara. Colocándolo donde estaba se quedó perplejo
al observar el humillo que salía del interior de sus páginas.
También podéis leerlo en: http://estanochetecuento.com/el-asesino-se-escondia-entre-las-paginas-manu-garpe/