Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

viernes, 11 de julio de 2014

TRUE DETECTIVE.





Hace unos días acabe de ver la primera temporada de la serie de la HBO, True Detective y puedo decir que para mí está a la altura de otras grandes series como Los Soprano, Breaking Bad y The Wire. 

True Detective es una gran serie con escenas que contienen diálogos magistrales. No es solo una serie de detectives en busca de solución a un asesinato ocurrido en Luisiana, no es solo la lucha del bien contra el mal con algunos de sus tópicos, es algo más que eso, aunque también sea eso. En la historia, los personajes y la disección de sus mundos interiores cobran quizás más importancia que la propia historia.

Os dejo el enlace a you tube (más abajo tenéis el diálogo transcrito por completo) con la una de mis escenas preferidas donde el nihilista detective Rustin Cohle (McConaughey) describe el «mecanismo» de una religión y cómo afecta al cerebro. Su compañero, el detective Martin Hart (Woody Harrelson), creyente no practicante, escucha y replica. La escena se desarrolla bajo la carpa de un predicador de Luisiana al que deben interrogar en el caso del asesinato que investigan. Las palabras de Cohle subrayan imágenes de mujeres y hombres caracterizados como campesinos pobres e ignorantes de la América Profunda.


«… Tienen unas ganas enormes de cuentos de hadas», dice Cohle de los campesinos. «¿Qué puede decirse de una vida… que necesita reunirse y contarse historias que violan las leyes del universo solo para superar cada maldito día?».

Cohle dice que los creyentes transfieren el miedo a un recipiente de autoridad superior que absorbe los temores con un discurso que ofrece una catarsis. 

«Algunos antropólogos de la lingüística creen que la religión es un virus del lenguaje que reescribe las conexiones cerebrales y hace difícil el razonamiento crítico».

“Si lo único que hace que una persona sea decente es la esperanza de una recompensa divina, entonces, hermano, esa persona es un pedazo de mierda, y me gustaría que salieran a luz cuantas más de ellas mejor. ¿Tienes que juntarte con otros y contarte historias que violan cada ley del universo sólo para poder superar el maldito día? ¿Qué dice eso de tu realidad?”

El diálogo completo no tiene desperdicio:

Rust: ¿Cuál opinas que es el coeficiente intelectual medio de este grupo? 
Martin: ¿Puedes ver Texas desde arriba de tu gran caballo? ¿Qué sabes de esta gente?

Rust: Solo observación y deducción. Veo una propensión a la obesidad. Pobreza. Ansia por los cuentos de hadas. Tipos depositando los pocos pavos que tengan en una pequeña cesta de mimbre que se van pasando. Creo que se puede decir con seguridad que nadie aquí va a desintegrar el átomo, Marty.
Martin: ¿Lo ves? Tu jodida actitud. No todo el mundo quiere sentarse solo en una habitación vacía haciéndose pajas con libros de texto de asesinatos. Alguna gente disfruta de la comunidad. Un bien común.
Rust: Sí, bueno, si el bien común es inventar cuentos de hadas entonces no es bueno para nadie.

Martin: ¿Te imaginas qué pasaría si la gente no creyese? ¿Todas las maldades que podrían hacer?

Rust: Exactamente lo mismo que ahora, pero al descubierto.
Martin: Tonterías. Sería un jodido circo de asesinato y libertinaje y lo sabes.
Rust: Si lo único que hace que una persona sea decente es la expectativa de un premio divino, entonces, hermano, esa persona es un pedazo de mierda; y me gustaría poner a tantas de ellas al descubierto como sea posible. 
Martin: Bueno, supongo que tu juicio es infalible, listillo de mierda. ¿Crees que esa libreta es una tabla de piedra?
Rust: ¿Y qué dice eso de la vida, eh? Tenéis que juntaros, contaros a vosotros mismos historias que violan todas las leyes del universo solo para poder pasar el puto día. ¿Qué dice eso de tu realidad, Marty?

Martin: Cuando te pones a hablar de esa forma suenas asustado. Descubriste que era todo un engaño ¿no?
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Rust: ¿Toda esa gente está equivocada? Oh, sí. Ha sido así desde que un mono miró al sol y le dijo al otro mono: “Él me dijo que tú tienes que darme tu maldita mitad”. La gente es tan frágil que prefieren tirar una moneda a la fuente que comprar la cena.
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Rust: La transferencia de miedo y autodesprecio a una vasija autoritaria. Es catarsis. Él absorbe su terror con su narrativa. A causa de esto, es efectivo en proporción a la cantidad de certeza que pueda proyectar. Ciertos antropólogos lingüísticos piensan que la religión es un virus del lenguaje que reescribe senderos en el cerebro que anulan el pensamiento crítico.
Martin: Bueno, no utilizo palabras de diez dólares tanto como tú, pero para un tipo que no ve sentido en la existencia, es seguro que te preocupas mucho por ella. Y aún así suenas aterrorizado.

Rust: Al menos no corro hacia una luz roja.
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Rust: La falacia ontológica de esperar una luz al final del túnel. Bueno, eso es lo que el predicador vende, al igual que un psiquiatra. El predicador alienta tu capacidad para ilusionarte. Entonces te dice que es una virtud. Siempre con algún dolor de por medio, y claramente es un desesperado sentido de derecho, ¿o no? “Seguro, todo eso es para mí”. Mío. “Mío, mío, mío. Yo, yo”. “Soy tan importante ¿verdad? ¡Púdrete!


Una serie que merece la pena de verdad. Feliz fin de semana.

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