Que venga o no el papa a España en las próximas jornadas de la juventud (católica, apostólica y romana, entiendo) podrá resultar indiferente a mucha gente que ni siquiera empatice con su figura ni con lo que representa no dando mayor importancia a la visita, o incluso conviniendo (quizás debido a como nos lo presentan la mayoría de los medios de comunicación) que hasta puede ser un buena inyección económica turística dado los miles de personas que acompañarán la visita supuestamente pastoral de su "Santidad". Desde este último punto de vista "economicista" del asunto cabría decir que dicha visita nos cuesta mucho dinero a todos los contribuyentes en una situación económica en la que el mismo Gobierno que congela pensiones, rebaja sueldos de funcionarios, recorta servicios públicos por falta de liquidez, ponga millones de euros para financiarla no parece del todo muy coherente. Habrá que hacer cuentas una vez finalizada para ver si cuadra el asunto, aunque me temo que no.
Pero fuera, o más allá, de los argumentos económicos, los que "pertenecemos" al grupo de personas que no estamos adscritos a ninguna fe en particular, nos parece un nuevo atentado a la aconfesionalidad del estado que se reciba con honores de Jefe de Estado a un mero pastor de la Iglesia Católica que supuestamente viene, precisamente en eso, en visita pastoral. He aquí que debido a tal y como se le va a recibir habría que enmarcar la llegada de su "santidad" en un contexto político más que religioso, aunque se nos intente vender como esto último. Porque la Iglesia hace ya muchos siglos que más que el reparto de la fe lo que practica es la "evangelización política". Estando al frente de una "vanguardia" con unas ideas de corte ultraconservador y reaccionario que pretenden influir lo máximo posible en la toma de decisión de los diferentes gobiernos con los que mantiene pactos de estado. El estado español es uno de ellos, no olvidemos el actual y renovado concordato entre ambos.
Por poner claros ejemplos de las ideas políticas que promueve y promociona la Iglesia Católica mencionaré la homofobia, la abstinencia sexual como único medio para combatir el sida (campañas constantes contra el uso del preservativo), la "permisividad" o "compresión" y secretismo (cuando no ocultación y no colaboración con la ley) con las prácticas pederastias concebidas por algunos de sus sacerdotes, sistema jerárquico, autoritario y ausente de democracia de su sistema organizativo, discriminación de género, condena del aborto, de la eutanasia y la muerte digna, así como una especial y clara simpatía con los gobiernos que, precisamente, no se caracterizan o han caracterizado por ser abanderados de la democracia (el Chile de Pinochez o la España de Franco y más actualmente con aquellos gobiernos de América latina de corte fascista). Mencionar también la repulsa y beligerancia que han tenido todos los papas (este también antes y después de serlo) con cualquier atisbo de reforma eclesiástica; los cristianos de base y toda la teología de la liberación pueden dar muchos argumentos que corroboran esto. Por otra parte, y volviendo al marco económico del asunto no deja de ser paradójico que haya que subvencionar todo este "circo" con dinero público teniendo en cuenta el reconocido (y denunciado por inmoral) poderío monetario que tiene el banco del Vaticano. Si es una visita privada que la pague la Iglesia o sus socios seguidores.
Y es en este contexto político donde manifiesto mi más firme rechazo a esta visita. Porque más que una visita privada de corte pastoral el acontecimiento que se avecina es todo un programa de mítines ideológicos cuyo objetivo principal, entre otros, es poner en escena todo un elaborado ideario de activismo político que de muestra del apoyo masivo que tienen y de la fuerza que representan. Pues la propagación de la fe no es más que un mero disfraz que oculta las verdaderas intenciones que han tenido a lo largo de la historia casi todas las religiones monoteístas (con sus distintas formas de interpretación), y la católica en particular, que no son otras que no perder su enorme poder de influencia social, política y económica.
Por eso, ante la continua beligerancia que manifiesta la Iglesia contra cualquier forma de pensar y actuar que no esté en su modo de interpretar-vivir la vida y el mundo resulta necesario y legítimo manifestar públicamente el rechazo contra estas formas arcaicas, antidemocráticas y reaccionarias que tanta influencia tienen en nuestra sociedad.
genial entrada, te copio la imagen con tu permiso :)
ResponderEliminarBuenas noches, como ya te habrás dado cuenta soy una nueva seguidora de tu blog, lo descubrí por casualidad. Lo primero que leí fueron los tres relatos de verano, me gustaron mucho, seguí leyendo y me enganché con tus reflexiones... Muchas gracias por aceptarme como seguidora y amiga.
ResponderEliminarSaludos.