La realidad se mueve bajo nuestros pies, todo se altera. Se agrieta todo lo que nos sustenta, nos alimenta, todo lo que nos empuja hacia delante y nuestro cuerpo no acaba de conseguir el equilibrio. Con intentos infructuosos tratamos de mantenernos en pie, pero es imposible. Cuando parece que controlamos el equilibrio volvemos a sucumbir ante una nueva sacudida, y nuestra cabeza es incapaz de gobernar nuestras piernas, y nuestras piernas son incapaces de mantener enderezado nuestro cuerpo. La dignidad cae por los suelos una y otra vez y con ella la libertad y todo lo demás, todo lo que importa.
Es un tiempo sismológicamente intenso cuyo epicentro está en Wall Street. Si un jodido bróker estornuda todo se mueve, desde la Quinta Avenida hasta el poblado de las Barranquillas todo tiembla. Ninguna construcción es ya válida. La arquitectura política, filosófica, social deberá proyectar nuevos modelos. Nos va el equilibrio en ello. Nos va la vida en ello.
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