Se acaba el
verano, las vacaciones y empieza el nuevo curso sin que ninguno de los desmanes,
abusos y tropelías (que el Gobierno de Rajoy nos dejara antes de su “merecido”
descanso estival) haya visto su fin.
Porque no hay nada como la “crisis” para cometer tantos atropellos al
ciudadano y poder disfrazarlos con el objetivo de intentar hacerlos pasar tan inadvertidos
que ni siquiera ya se proteste por ellos. A estos gobernantes con Rajoy, Soraya
y Cospe a la cabeza, lo que les pase a las personas les importa un huevo. Han
demostrado por activa y por pasiva que lo único que les importa es la cuenta de
resultados de los bancos. Por eso, tras el verano, más de lo mismo. Estos son
algunos de los graves problemas que tratamos de olvidar durante las vacaciones
(los que hemos tenido la suerte de tenerlas) con las “soluciones” que hasta
ahora ha dado el PP a los mismos:
Que la
corrupción sigue siendo el pan de cada día de los partidos políticos que
manejan el poder. Todo mentira e invento de la prensa, y si se demuestra que
algún político es corrupto lo hacía al margen del partido y en su propio
beneficio no en el del partido.
Que hay
ciudadanos desahuciados que se quedan en la calle porque no pueden hacer frente
a la hipoteca tras quedarse en paro (después de que los bancos dieran todo tipo
de facilidades para pedirla). Que no la hubieran firmado.
Que se
quedan sin trabajo y sin ingresos. Algo habrán hecho para que los despidan y si
no que trabajen más por menos.
Que vemos
recortadas la sanidad la educación pública y la cultura. Estas cosas son un
lujo que no nos podemos permitir. Estas cosas hay que pagarlas al margen de los
impuestos.
Qué nuestros
investigadores y científicos se marchan fuera del país a buscarse la vida.
Mejor, menos parásitos no productivos a los que mantener.
Que a muchos
ancianos se los ha engañado con las preferentes. La culpa es de ellos por
avariciosos y si no que no se hubieran dejado llevar por los directores y
personal bancario conocidos de toda la vida en los que tenían plena confianza y,
por supuesto, que se hubieran leído mejor la letra pequeña aunque muchos de los
estafados fueran enfermos de Alzheimer o ni siquiera supieran leer.
Que la
reforma laboral del Gobierno facilita y abarata los despidos propiciándolos en
masa y no contribuye a que nadie sea contratado. Pues de eso se trata; de
contentar a los grandes empresarios y no a los despreciables trabajadores.
Que las
personas “dependientes” se van a quedar sin ayuda y abandonadas a su suerte. La
culpa es suya por no aprender a valerse por sí mismas o si no, que no hubieran
nacido con malformaciones ni sufrido accidentes laborales. Que cada cual
resuelva sus problemas.
Que nuestros
bosques, montañas, ríos y costas agonizan ante la implacable invasión del
ladrillo (como consecuencia de la burbuja inmobiliaria creada por Aznar causante
principal de nuestros males). No hay que detener el “progreso” si queremos
crear empleo y “riqueza” así que vamos a permitir más deterioro: que las playas
tengan sólo veinte metros (en vez de los cien anteriores) que queden a salvo de
constructores sin escrúpulos. En cuanto a las construcciones condenadas a
demolición, les vamos a conceder una prórroga de setenta y cinco años para que
sigan en pie los mayores horrores urbanísticos ilegales e invasores del espacio
público.
Que la
ciudadanía no se conforma con los fallos judiciales que consideran injustos y
desproporcionados. Pues se suben las tasas judiciales para que sólo los ricos
puedan presentar recursos.
Que se está
metiendo mano a todo el mundo excepto a la Iglesia. Y que queremos en un país
que al contrario de lo que dice la Constitución se sigue considerando católico,
apostólico y romano. A la Iglesia hay que darle todo cuanto pida no se nos
enfaden los obispos. Así que, que continúe
exenta de pagar el IBI por los siglos de los siglos amén.
Que seguimos
empeñados en organizar grandes fastos y, cuando no nos los conceden, ofendidos,
hervimos en furores vengativos, pese a que parecía estar medianamente claro que
para salir del, “hoyo” había que apostar por otra cultura económica más
responsable, austera y alejada de los errores del pasado (que siempre son
presente), pues no, mejor entregarnos sin reparos a organizaciones tan
corruptas y obscenas como el COI o tipos como Sheldon Aldenson (pormotor de
Eurovegas) que parecen estar sacados de la trilogía del Padrino.
Pues este es
el oscuro panorama con el que nos seguimos tropezando a la vuelta del verano.
Soluciones: quizás pensar mejor que hacemos con las papeletas del voto, pues si
para muchos son tan solo una lista con nombres y apellidos para ellos, los
partidos (sobre todo los mayoritarios), son la vida…
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