Tras mucho darle vueltas he llegado a la
conclusión de que mis gafas son miopes. Podrá parecerles una locura pero el
hecho es que su progresiva pérdida de visión comienza a ser alarmante. Incluso
estoy llegando a pensar que también padecen de vista cansada, pues ya no son de
gran ayuda cuando leo el periódico. Las letras se emborronan y tengo que
quitármelas para poder seguir con la lectura. Pero lo más problemático es
cuando salgo a la calle y no saludo a los amigos, creerán que soy un borde pero
la culpa es de esas malditas gafas.
La verdad es que la solución no va ser
fácil. Había pensado llevarlas al oftalmólogo, ahora es posible operar la
miopía y el astigmatismo, lo malo es que no solo tengo problemas con mis gafas,
mi audífono se ha quedado sordo, mi peluca se ha quedado calva y mi prótesis
dental se niega a masticar. Mañana me voy a someter a una operación en la que
me insertarán una válvula aórtica. Solo espero que no se produzca rechazo, por
si acaso le haré firmar un documento en el que me prometa amor eterno.
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