Hoy es primero de mayo, fiesta del trabajo. Será para los que tenemos la suerte de tenerlo, eso sí, digno y sin precariedad, pues el que no entra en estos parámetros no me parece merecedor de ninguna celebración. Casi 5 MILLONES DE PARA@S (lo pongo en mayúsculas para darle más énfasis si cabe) y seguimos sin enterarnos como cantaba POTATO. Vaya su letra y su música en un día como hoy para todos aquellos que siguen sin enterarse y, para los que enterándonos, poco o nada podemos hacer con una clase obrera que prefiere irse de puente a las romerías, a la beatificación del papa o a los chiringuitos de las playas (por poner solo unos ejemplos) antes de salir a la calle hoy (o cualquier otro día) y decirle BASTA al capitalismo despiadado, chupasangres y totalitario único culpable (que no único responsable) del rumbo destructivo y caótico en el que nos hemos instalado. Para los que practicamente hemos perdido ya la esperanza vaya este tema de Potato. Con cariño, eso sí.
Welcome to the Inopia.
Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.
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