Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

lunes, 18 de junio de 2012

CAPITALISMO VERDE.


Estamos ante una nueva ofensiva del capitalismo global cuyo objetivo es privatizar y mercantilizar masivamente los bienes comunes que tienen en la llamada economía verde a su máximo exponente. Pues precisamente, en un contexto de crisis económica como el actual, una de las estrategias del capitalismo transnacional para aumentar sus tasas de ganancia consiste en privatizar los ecosistemas y convertir todo aquello que se pueda extraer de los mismos en mercancía.

Los gobiernos que se van a reunir a partir del día 20 en la Conferencia de Río+20 pretenden impulsar este tipo de economía verde como supuesta “fórmula mágica” para resolver las crisis del planeta. Pero detrás de este concepto, aparentemente positivo, se esconde un paso más hacia la apropiación y privatización de bienes comunes, y cada vez más escasos, como el agua, la tierra, los bosques… profundizando más en la crisis ambiental y limitando aún más si cabe el acceso a los recursos a gran parte de la población.

Dos décadas después de la Cumbre de la Tierra de la ONU que en 1992 tuvo lugar en la misma ciudad, no sólo no se ha conseguido frenar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, parar la deforestación… sino que, por el contrario, estos procesos no han hecho sino agudizarse e intensificarse. Asistimos, pues, a una crisis ecológica sin precedentes, que amenaza el futuro de la especie y de la vida en el planeta.

Una crisis medioambiental que evidencia la incapacidad del sistema capitalista para sacarnos del callejón sin salida a la que su lógica del crecimiento sin límites, del beneficio a corto plazo y del consumismo compulsivo nos ha abocado. Una incapacidad para dar una salida real que ya se pudo constatar claramente tras las fallidas cumbres del clima de Copenhague (2009), Cancún (2010), Durban (2011) o en la cumbre sobre biodiversidad en Nagoya (Japón en 2010), donde se acabaron anteponiendo intereses políticos y económicos particulares a las necesidades colectivas de la población y al futuro del planeta.

Por eso, la Economía Verde se nos presenta como el nuevo filón para los mercados financieros, donde los inversores internacionales están llamados desde la ONU a financiar la transición hacia este nuevo capitalismo verde, lo que puede dar lugar a nuevas burbujas especulativas, esta vez de los recursos naturales.

Porque muchos de los proyectos que actualmente se venden como verdes o sostenibles no son otra cosa que un paso más en la profundización del modelo insostenible actual. Pues en dichas cumbres no se han planteado más que falsas soluciones al cambio climático: soluciones tecnológicas, desde nucleares, pasando por los agrocombustibles hasta la captura y almacenamiento de CO2 bajo tierra, entre otras. Medidas que han intentado esconder las causas estructurales que nos han conducido a la crisis ecológica actual y que buscan hacer negocio con la misma y que no harán sino agudizarla. Así, se nos dice que la fractura hidráulica es supuestamente una energía de transición por las menores emisiones del gas, la captura de carbono se nos vende como una forma de avanzar a una economía baja en carbono a pesar de que perpetúa el modelo energético, los biocombustibles son anunciados como sostenibles a pesar de los fuertes impactos sociales y ambientales que tienen en los países del Sur, los trenes de Alta Velocidad se venden como transporte limpio a pesar de todos sus impactos, los transgénicos anuncian un falso mundo sin pesticidas, etc.

Veinte años más tarde nos quieren hacer ver que la economía verde es una salida a la crisis económica y ecológica y no es más que otra gran mentira. La economía verde sólo buscar hacer negocio con la naturaleza y la vida. Se trata de un modelo de especulación pura y dura de los recursos naturales, aquellos que aún no están privatizados para transformarlos en mercancías de compra y venta.

Por todo esto, una solución real implicaría un cambio radical en el actual modelo de producción, distribución y consumo que se contraponga a la lógica productivista del capital. Y así, tocar el núcleo duro del sistema capitalista donde sus promotores son, precisamente, aquellos que nos han conducido a la situación de crisis en la que nos encontramos: grandes empresas transnacionales, con el apoyo activo de gobiernos e instituciones internacionales.

Asistimos a un nuevo ataque a los bienes comunes donde quienes salimos perdiendo somos la mayoría del población del planeta y especialmente las comunidades indígenas y campesinas del Sur, que son precisamente las garantes de la conservación y cuidado de los ecosistemas más amenazados, quienes serán expropiadas y expulsadas de sus territorios en beneficio de las multinacionales que buscan hacer negocio y expolio de los mismos.

Por tanto, tenemos el reto de restituir otra manera de relacionarnos con la naturaleza, pues es nuestro deber y nuestro derecho, oponiéndonos decididamente a la mercantilización de la tierra, del agua, de las semillas, de los alimentos, de la naturaleza y de la vida humana. La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar el camino del capitalismo, la depredación y la muerte o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida. La respuesta está en nuestras manos: decir no y desenmascarar a un capitalismo y a una economía que se tiñe de verde, para seguir siendo por dentro del gris más oscuro.

Más información en:  www.ecologistasenaccion.es

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