Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

miércoles, 10 de febrero de 2010

Nomadismo.

Decía Deleuze que para viajar no siempre es necesario moverse del sitio pues existe un tipo de nomadismo sedentario que realiza sus movimientos, tanto en el espacio como en el tiempo, a través de la mente. Uno puede recorrer el mundo a través de un libro, conocer diferentes lugares, culturas y maneras de entender la vida sin moverse del sillón. También se puede retroceder en el tiempo, ubicarse en otros momentos históricos o simplemente situaciones pasadas de la vida de uno mismo. Realizar la reconstrucción de los hechos a partir de las reflexiones sobre lo sucedido. Pero las diferentes formas de practicar el nomadismo no solo pertenecen al territorio de los libros. Hay otras formas de recorrer el tiempo y el espacio; desde la música hasta cualquiera de las expresiones artísticas que constituyen los motores que impulsan el alma hacia más allá de los confines de lo comprensible.
El nomadismo que propongo tiene por objeto el disfrute, el gozo silencioso de los que descubren el placer de recorrer el mundo sin necesidad de cruzar ninguna frontera. No hay terreno para lo que es legal o ilegal, no son necesarios los pasaportes ni declarar lo que uno lleva pues no son necesarios los equipajes. No son necesarios los medios de transporte, no existe la concepción inmoral, a veces, de turista, pero si coexiste la romántica y antigua idea de viajero, aquella que mencionaba Paul Bowles al definirlo como aquél que en el trayecto desde París a Londres se pasa primero por Estambul, con la moderna y contemporánea manera de intercambiar ideas a través de un medio, o mejor un espacio tan turbulento como el cibernético.
Y es a través de estas procelosas aguas cibernéticas por donde nos desplazaremos de un lugar a otro, de una idea a otra en un placentero y, por qué no, excitante devenir de pensamientos nómadas…

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