Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

jueves, 21 de julio de 2011

Gracias.


Aunque ausente por unos días, sigo navegando. La procelosa mar de las ondas cibernéticas sigue ante mi vista, inmutable pero no exenta de continuos cambios que la hacen, si cabe, todavía más atractiva. Porque por mucho que uno quiera hacer oídos sordos a sus cantos de sirena siempre acaba dejándose llevar por su llamada. Ni cuando se está en eso que modernamente llamamos vacaciones se puede eludir la señal inequívoca que emite su eléctrico oleaje. Son muchos ya los días y las noches que, agarrado con fuerza al timón (digo, a mi ratón) y tecleando con la rapidez y destreza que solo alcanzan los navegantes inagotables las coordenadas de mi siguiente destino, desde el puente de mando fijo la mirada en la pantalla con la intención de desentrañar, una vez más a modo de puzle, las piezas sobre las que ondulan estas misteriosas aguas cibernéticas. Dado que la mar se presenta algo más bravía que de costumbre pondré rumbo a mi isla favorita, aquella en la que después de sumergirme en la atorada y mezquina realidad, y a modo de cámara de descompresión, consigo “descomprimirme”.

Y heme aquí de nuevo, desde la tranquilidad que te otorgan unas más que merecidas vacaciones, escribiendo en el cuaderno de bitácora mis inopiamientos más dispares. Pues es aquí, desde esta isla perdida llamada Inopia, donde lanzo a modo de botellas con mensaje todo lo que se me ocurre con la insana intención de hacerlos llegar a cualquiera de los millones de náufragos, que como yo, se dejan llevar (o no) por esta inmensa y azarosa mar electromagnética.

Sois ya más de 4000 mentes las que habéis, por una u otra razón o simplemente por azar, llegado hasta este lugar llamado Inopia y eso se merece un saludo especial a modo de gratitud. Gracias, desconocidos navegantes. Gracias a cada uno de vosotros y vosotras por hacerme sentir que no estoy solo en esta aventura. Sabed que la Inopia es también vuestra casa. Sabed que sois la razón de este atrevimiento “literario”.



lunes, 11 de julio de 2011

10 haikus.

El origen del haiku, con su severa pauta silábica, 5-7-5, se remonta al siglo XVI. Ciertos eruditos lo vinculan formalmente al katauta, un breve poema que oscilaba entre la pauta 5-7-5 y la 5-7-7; otros lo derivan del haikai, que se creaba en grupo y podía tener hasta cien versos. Paulatinamente se fue asentando la forma de 17 filabas, en la rígida combinación 5-7-5, que es sin duda la que produce un efecto poético más impactante. No obstante, hubo al parecer otras formas precursoras del haiku: chooka, tanka, sedooka, y especialmente el renga, canción encadenada, fruto de varios poetas, que vino a introducir un elemento festivo en la literatura japonesa. En todas estas formas aparecen los versos de 5 y de 7 sílabas en distintas concatenaciones.

Dejo mi atrevimiento en forma de 10 haikus como pequeño y humilde homenaje a esta forma de poesía tan atractiva y sugerente.

I

Sí, tengo miedo.

Si no tuviera será

porque estoy muerto.

II

Más allá de ti

no existe otra cosa

que mi soledad.

III

Siento tu aliento.

Sin duda alguna, al menos,

sé que estas cerca.

IV

A quien madruga

si dios le ayuda es porque

debe estar muerto.

V

No encuentro nada mejor
 a estar vivo en plenitud

y saber de ello.

VI

Desperté y vi

qe estabas a mi lado.

Seguí durmiendo.


VII

La gente gritó:

¡Bajo los adoquines

no hay más que cemento!

VIII

Mira alrededor

veras que aparte de ti

está el mundo.

IX

Si estás conforme

es porque todavía

no has despertado.

X

Amanece hoy.

Es todo lo que importa.

Mañana no sé.







miércoles, 6 de julio de 2011

Basura espacial.


Se publica en la prensa en estos días, tan convulsos en otros aspectos, que Rusia construye un basurero espacial para evitar colisiones (EFE, 06-07-11). Con esta nave basurero se pretende recoger restos de satélites y otros artilugios esparcidos por el espacio y gravitando alrededor de nuestro más que maltrecho planeta. Se calcula que hay unos 700.000 fragmentos inservibles esparcidos en éter espacial. Si no teníamos bastante con la mierda (con perdón) acumulada sobre la faz de la Tierra “parió la abuela”, en este caso las distintas Agencias Espaciales de países económicamente poderosos, que son a la postre los que más contaminan sobre todas las dimensiones posibles del plano terráqueo.

La ciencia ficción se va haciendo menos ficción y más realidad. Recuerdo una serie de TV (“Quark, la escoba espacial”) donde una nave iba recogiendo basura intergaláctica para luego vender al mejor postor. Algo así como lo que sucede con la chatarra en nuestros días, donde ciertos metales son cotizados en los mercados negros para su posterior reciclaje, caso del cobre.

Ya no nos conformamos con ensuciar hasta el desastre ecológico nuestros mares, bosques y ciudades, ya hasta el espacio se llena de desechos. Imagino hasta dónde llegará el impulso irrefrenable del ser humano (homo destructoris) no conformándose con las fronteras reales y lanzándose a la conquista de otro espacio, el virtual. Si ya está casi bajo el mando de los mismos Imperios que el real, y si nos atenemos a la situación que vive éste último, quizás ni la procelosa mar de las ondas cibernéticas pueda librarse de la contaminación.

No podrá librarse, ni aun siendo intangible, del irrefrenable ímpetu por ensuciar y destruir todo cuanto se conquista. Mierda virtual, pero mierda al fin y al cabo, recorrerá de Norte a Sur y de Este a Oeste este espacio electromagnético. No sabremos a ciencia cierta qué forma tendrá esta basura, pero seguro que adoptará formas no muy distantes de lo que se entiende por “metafísica”. Pues basura intelectual, política, económica y social recorren también estas aguas virtuales y no creo que la basura a la que me refiero se aleje mucho de estas formas no tangibles pero llenas de oscuras manchas que ensucian y, por lo tanto, contaminan esta singular red de redes llamada Internet.

¿Se lanzarán también naves virtuales cuya misión sea recoger y depurar estas basuras “metafísicas”? Más bien supongo que el objetivo de estos imaginarios vertederos virtuales sea contaminar toda la Red hasta acabar con lo poco irreductible y revolucionario que quede de ella, será quizás una nueva forma de conquista: si no puedes con ellos ensucia los lugares donde habitan hasta poner fin a su supervivencia…


viñeta el roto





Saludos desde la Inopia, lugar donde cada pensamiento se recicla con el siguiente y así sucesivamente.

domingo, 3 de julio de 2011

Manifiesto de profesores y estudiantes de Filosofía.

Bienvenida la Universidad y, en este caso, la filosofía, madre de todas las ciencias pero sobre todo origen de la razón y del pensamiento crítico hace más de 24 siglos, en la Grecia antigua que poco o nada tiene ya que ver con la de ahora. Si aquella fue fulminada por el Imperio romano ésta, la de ahora, lo está siendo por otro Imperio, el del dinero o lo que es lo mismo el del FMI y el Banco Mundial, auténticos vampiros en versión moderna. Bienvenida, como digo a las nuevas ágoras de la reflexión, la crítica y la razón modernas que son las plazas de los barrios y ciudades de todo el Estado. Bienvenidos profesores y alumnos de filosofía a la praxis del pensamiento político.

Dejo el manifiesto suscrito por algun@s profesores de facultades de filosofía, entre los que están Manuel Cruz, Julián Sauquillo y Víctor Gómez Pin (en tre otr@s), y alumn@s de las mismas. Esperemos se vayan sumando más y en Octubre, cuando empiecen de nuevo las clases, la Universidad se convierta en un nuevo aliado de peso en el avance del Movimiento 15M.

Transcurrido más de un mes del movimiento 15-M y después de la cobertura interesada que los medios de comunicación dieron en un principio al acontecimiento en función de sus respectivos cálculos electorales, se ha puesto de manifiesto en algunos de ellos una creciente labor de desinformación y simplificación. Estas malas prácticas no sólo se desarrollan desde una aproximación sesgada que reduce cualquier testimonio de su realidad plural a sus anécdotas, sino por medio de caricaturas orientadas a desfigurar la dimensión sociopolítica y genuinamente democrática del fenómeno.

Puesto que creemos que el pensamiento filosófico, más allá de las corrientes que integra y por coherencia con su larga tradición, tiene un compromiso ineludible con su presente, no podemos sino saludar con entusiasmo un proceso colectivo que ha sacudido la atmósfera de cinismo y apatía generalizados que imperaban en nuestras sociedades, contribuyendo a intensificar la reflexión sobre la dignidad humana, la conciencia crítica y el espíritu cívico.

Más allá de los reduccionismos generacionales, doctrinarios e incluso higiénicos bajo los que el movimiento se intenta presentar en determinados medios, los aquí firmantes apoyan el modo en que el 15-M ha ampliado el radio de acción desde el que muchos hombres y mujeres hoy comienzan a plantear preguntas en torno a sus derechos y deberes. Fue esta inesperada y esperanzadora irrupción de la ciudadanía en la vida política española lo que eclipsó la campaña electoral y obtuvo la simpatía de grandes sectores de la población nacional e internacional.

En este sentido, y frente a aquellas fuerzas que desean minimizar el alcance reivindicativo de los recientes acontecimientos, manifestamos que el significado de las protestas rebasa con creces el contexto específico de la crisis política española. La indignación que se expresa en las calles y plazas de este rincón del mundo no puede ser amordazada en una coyuntura tan estrecha: está exigiendo una reflexión de alcance global sobre el curso del presente europeo y mundial, pues se enfrenta a fenómenos universales, tales como la presión del poder económico-financiero sobre nuestras opciones legítimas de decisión, la cínica indolencia ante la miseria y la injusticia en otros lugares del planeta o la conversión progresiva del ser humano en mercancía.

Desacreditar perezosamente este malestar como un gesto antisistema significa no sólo ignorar el civismo responsable que está desarrollándose en los grupos de trabajo, asambleas y plazas de toda España, sino que sólo sirve como coartada para impedir una necesaria reflexión sobre el imparable adelgazamiento de las instituciones públicas en las últimas décadas y, más en general, sobre el vacío que amenaza nuestro modo de vida basado en la democracia de competencia entre partidos distorsionados por oligarquías, un capitalismo que no respeta ningún pacto social que no aumente sus beneficios y la reducción de la existencia cotidiana a una pugna por ascender en jerarquías que se multiplican en todos los órdenes.

La recuperación del tejido político representada por el movimiento, su crítica a la “dictadura de los mercados”, va unida a una reivindicación de una moral, personal y ciudadana, que trasciende las coyunturas políticas y económicas presentes. Cualquier profesional de la filosofía debe discutir críticamente este movimiento, pero a condición de escucharlo con respeto y de reconocer en él elementos impresionantes de progreso de la ilustración política y de aumento de la autenticidad existencial. Asimismo, como lamentablemente ha puesto de manifiesto el “Plan Bolonia”, el futuro de las instituciones educativas no puede deslindarse de este debate.

No estaría el pensamiento a la altura de su función si esta apuesta social por la creatividad y la imaginación políticas quedara en segundo plano tras labores exclusivamente académicas; si toda esta generosidad colectiva sólo encontrara indiferencia por parte de nuestra comunidad; si, por último, todo este aprendizaje cívico fuera ninguneado en nuestras aulas y seminarios, universitarios o escolares.

Por ello, toda movilización social que ponga en práctica tales capacidades y que genere esperanzas para una sociedad más participativa y justa merece nuestro incondicional apoyo.