Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

domingo, 3 de julio de 2011

Manifiesto de profesores y estudiantes de Filosofía.

Bienvenida la Universidad y, en este caso, la filosofía, madre de todas las ciencias pero sobre todo origen de la razón y del pensamiento crítico hace más de 24 siglos, en la Grecia antigua que poco o nada tiene ya que ver con la de ahora. Si aquella fue fulminada por el Imperio romano ésta, la de ahora, lo está siendo por otro Imperio, el del dinero o lo que es lo mismo el del FMI y el Banco Mundial, auténticos vampiros en versión moderna. Bienvenida, como digo a las nuevas ágoras de la reflexión, la crítica y la razón modernas que son las plazas de los barrios y ciudades de todo el Estado. Bienvenidos profesores y alumnos de filosofía a la praxis del pensamiento político.

Dejo el manifiesto suscrito por algun@s profesores de facultades de filosofía, entre los que están Manuel Cruz, Julián Sauquillo y Víctor Gómez Pin (en tre otr@s), y alumn@s de las mismas. Esperemos se vayan sumando más y en Octubre, cuando empiecen de nuevo las clases, la Universidad se convierta en un nuevo aliado de peso en el avance del Movimiento 15M.

Transcurrido más de un mes del movimiento 15-M y después de la cobertura interesada que los medios de comunicación dieron en un principio al acontecimiento en función de sus respectivos cálculos electorales, se ha puesto de manifiesto en algunos de ellos una creciente labor de desinformación y simplificación. Estas malas prácticas no sólo se desarrollan desde una aproximación sesgada que reduce cualquier testimonio de su realidad plural a sus anécdotas, sino por medio de caricaturas orientadas a desfigurar la dimensión sociopolítica y genuinamente democrática del fenómeno.

Puesto que creemos que el pensamiento filosófico, más allá de las corrientes que integra y por coherencia con su larga tradición, tiene un compromiso ineludible con su presente, no podemos sino saludar con entusiasmo un proceso colectivo que ha sacudido la atmósfera de cinismo y apatía generalizados que imperaban en nuestras sociedades, contribuyendo a intensificar la reflexión sobre la dignidad humana, la conciencia crítica y el espíritu cívico.

Más allá de los reduccionismos generacionales, doctrinarios e incluso higiénicos bajo los que el movimiento se intenta presentar en determinados medios, los aquí firmantes apoyan el modo en que el 15-M ha ampliado el radio de acción desde el que muchos hombres y mujeres hoy comienzan a plantear preguntas en torno a sus derechos y deberes. Fue esta inesperada y esperanzadora irrupción de la ciudadanía en la vida política española lo que eclipsó la campaña electoral y obtuvo la simpatía de grandes sectores de la población nacional e internacional.

En este sentido, y frente a aquellas fuerzas que desean minimizar el alcance reivindicativo de los recientes acontecimientos, manifestamos que el significado de las protestas rebasa con creces el contexto específico de la crisis política española. La indignación que se expresa en las calles y plazas de este rincón del mundo no puede ser amordazada en una coyuntura tan estrecha: está exigiendo una reflexión de alcance global sobre el curso del presente europeo y mundial, pues se enfrenta a fenómenos universales, tales como la presión del poder económico-financiero sobre nuestras opciones legítimas de decisión, la cínica indolencia ante la miseria y la injusticia en otros lugares del planeta o la conversión progresiva del ser humano en mercancía.

Desacreditar perezosamente este malestar como un gesto antisistema significa no sólo ignorar el civismo responsable que está desarrollándose en los grupos de trabajo, asambleas y plazas de toda España, sino que sólo sirve como coartada para impedir una necesaria reflexión sobre el imparable adelgazamiento de las instituciones públicas en las últimas décadas y, más en general, sobre el vacío que amenaza nuestro modo de vida basado en la democracia de competencia entre partidos distorsionados por oligarquías, un capitalismo que no respeta ningún pacto social que no aumente sus beneficios y la reducción de la existencia cotidiana a una pugna por ascender en jerarquías que se multiplican en todos los órdenes.

La recuperación del tejido político representada por el movimiento, su crítica a la “dictadura de los mercados”, va unida a una reivindicación de una moral, personal y ciudadana, que trasciende las coyunturas políticas y económicas presentes. Cualquier profesional de la filosofía debe discutir críticamente este movimiento, pero a condición de escucharlo con respeto y de reconocer en él elementos impresionantes de progreso de la ilustración política y de aumento de la autenticidad existencial. Asimismo, como lamentablemente ha puesto de manifiesto el “Plan Bolonia”, el futuro de las instituciones educativas no puede deslindarse de este debate.

No estaría el pensamiento a la altura de su función si esta apuesta social por la creatividad y la imaginación políticas quedara en segundo plano tras labores exclusivamente académicas; si toda esta generosidad colectiva sólo encontrara indiferencia por parte de nuestra comunidad; si, por último, todo este aprendizaje cívico fuera ninguneado en nuestras aulas y seminarios, universitarios o escolares.

Por ello, toda movilización social que ponga en práctica tales capacidades y que genere esperanzas para una sociedad más participativa y justa merece nuestro incondicional apoyo.

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