Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

miércoles, 29 de junio de 2011

Sobre el Papa y su visita a Madrid en agosto.


En pleno apogeo de indignación social hacia la clase política, a la que observa como un problema y no como, lo que debería ser, la solución y si ante la crisis los Estados han apostado por los recortes sociales, parece que no es demasiado ético y hasta estético “tirar la casa por la ventana” en la visita del Papa que tendrá lugar en agosto con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud (católica, apostólica y romana se entiende).

Desde el punto de vista del laicismo y de la democracia, nada habría que objetar a la reunión de un pastor espiritual con sus seguidores, aunque parece evidente que, a pesar de la ambigüedad calculada de la convocatoria, dichas jornadas tienen como principal objetivo congregar a miles de fervientes jóvenes católicos en torno a las enseñanzas del papa. Un acto que, por otro lado y cualquiera que sea su dimensión, no deja de tener un carácter privado, como privadas son también las creencias y sus manifestaciones.

Lo que sí es contrario a un Estado democrático que se declara aconfesional es mezclar los asuntos del estado y asuntos religiosos, los intereses generales con los intereses privados, las instituciones que representan a todos los ciudadanos con eventos que sólo conciernen a una parte, en este caso, a quienes comparten unas determinadas convicciones religiosas. Por eso, resulta escandaloso que el Gobierno contribuya con 25 millones de euros (es decir, con el dinero de los impuestos de todos) a la visita del papa y a la celebración de un acto confesional, a la vez que concede exenciones fiscales a las grandes empresas que han comprometido otros 25 millones. A ello hay que añadir otros muchos más que están dispuestos a aportar tanto Gobierno central como Ayuntamiento y Comunidad de Madrid sufragando otros gastos con la cesión gratuita de numerosos servicios públicos (personal funcionario, visados, transportes, fuerzas de seguridad, utilización de espacios públicos como polideportivos, colegios e institutos, etc.). Esa desviación de recursos públicos para fines privados tiene especial gravedad en un momento en que tanta generosidad para con la jerarquía católica (que ya recibe por distintas vías en torno a los 10.000 millones de euros anuales) entra en contradicción con las duras restricciones en el gasto público y prestaciones sociales que todos estamos sufriendo bajo pretexto de la crisis económica.

Para que nos hagamos una idea de la relación entre dinero y religión, o en este caso concreto entre catolicismo y grandes multinacionales, solo hay que tener en cuenta el que uno de sus patrocinadores principales es un conocido refresco de cola. Si desde hace más de un siglo esta conocida marca de refrescos reparte felicidad con un símbolo primo hermano de Santa Claus, ahora también derrochará espiritualidad en cada una de sus cafeínadas burbujas, pues desde que firmó el patrocinio con la Santa Sede tiene su santa bendición. Así que, ya lo saben queridos lectores, beban este refresco de cola y, además de felices, estarán bendecidos. Por cierto, se imaginan el papa-móvil con la publicidad de esta conocida marca de cola...

Del mismo modo, es inaceptable que en ese acontecimiento de carácter privado se impliquen y participen autoridades y cargos oficiales, que estarían en su derecho de hacerlo a título personal, pero nunca en representación de las funciones públicas que desempeñan en nombre del conjunto de los ciudadanos. En este caso no vale el subterfugio de que son gastos y honores debidos a un jefe de Estado. El papa Benedicto XVI no viene en representación de los escasos habitantes del Vaticano que, por otra parte, nada tiene que ver ni por su origen ni por su configuración con un verdadero Estado democrático y de derecho. Si viene a reunirse con sus adeptos en función del liderazgo espiritual que ellos en exclusiva le reconocen, en modo alguno procede el trato oficial y de privilegio dispensado por las Administraciones Públicas. Un trato que, evidentemente, no conceden a convocatorias promovidas por ciudadanos de otras creencias o convicciones ideológicas.

Por otra parte, a todo este malestar ciudadano anti-visita papal se han sumado también diversos colectivos de trabajadores. Entre ellos, el personal de los centros de educación públicos, pues tendrán que trabajar para que estos centros puedan alojar a los visitantes que esos días, entre el 16 y 21 de agosto, estarán en la capital. De momento, el montante total supondrá echar mano de 800 colegios e institutos públicos madrileños, que harán de alberques improvisados para los miles de peregrinos. No faltan comentarios más que lógicos como que no hay rigor para demostrar que no están haciendo puro turismo de forma gratuita a costa del dinero del contribuyente. Y es que los turistas religiosos tendrán cama gratis gracias con cargo a los fondos públicos, repartidos en origen entre Gobierno central, gobierno de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la capital. Ese montante total antes mencionado podría alcanzar la cifra de 50 millones de euros, según algunas estimaciones.

También el colectivo de los trabajadores del Metro de Madrid, como pronto harán otros trabajadores del sector transportes, ya que el gobierno autonómico de Esperanza Aguirre no ha atendido sus demandas para subir el sueldo en proporción al incremento del IPC, alegando que "estamos en crisis" y que no había dinero. Pero ahora, sí habrá dinero para ofrecerles una paga diaria de 100 euros (o bien, días libre a cambio) que sumaría un montante total de unos 200.000 euros.

Por todo ello, desde la Inopia nos sumamos a la protesta:

• DE MIS IMPUESTOS, AL PAPA 0.

• NO A LA VISITA DEL PAPA FINANCIADA CON EL DINERO DE TODOS.

• SEPARACIÓN DEL PODER CIVIL Y DEL RELIGIOSO.

• DEFENSA DE LOS DERECHOS DEMOCRÁTICOS, FRENTE A LA INJERENCIA CONFESIONAL.



*Más información y fuentes en http://ateos.org/

Saludos desde la Inopia, lugar libre de visitas papales.

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