Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

miércoles, 29 de diciembre de 2010

David contra Goliat en versión moderna.

Pascual Carrión junto a su rebaño, en Jumilla.

Cuenta la leyenda que el reino de Israel, gobernado en ese entonces por Saúl, estaba en guerra con los filisteos. Estos contaban con un gigante como líder llamado Goliat que, confiado en su gran fortaleza física, desafió a los ejércitos de Israel durante cuarenta días, a fin de que ellos eligieran a su mejor hombre, para enfrentarse a Goliat. Así se decidiría la batalla y el pueblo vencido sería esclavo del ganador.

Mientras tanto, David fue enviado por su padre para visitar a sus hermanos que estaban en el campamento para llevarles alimentos. Estando allí, escuchó el desafío de Goliat. Sin pensárselo dos veces se vistió con armadura, pero al no estar acostumbrado a utilizarla se deshizo de ella dirigiéndose al campo de batalla tan solo con su honda y su cayado.

Goliat, al ver a su enemigo con semejante facha comenzó a burlarse de David, pero una vez comenzó la pelea, David consiguió vencer a su enemigo lanzando con su honda una piedra que impactó en plena frente del gigante. Una vez caído, David corrió hacia él para cortarle la cabeza con la propia espada del gigante. Y así fue como David consiguió la primera de las muchas victorias siguientes.

A lo largo de la historia ha habido más David y Goliat y, afortunadamente, en algunas, aunque las menos, ocasiones David ha seguido saliendo victorioso. Cada pequeña o gran batalla en la que está en juego el enfrentamiento con los que tienen la fuerza y, por tanto, el poder y sale vencedor quien menos ventaja tiene a priori, pero quien más cargado de razón y buena voluntad se arma, el género humano por completo, en su más honorable versión, sale victorioso.

Este es el caso de Pascual Carrión, un cabrero de Jumilla, que ha ganado la batalla al ayuntamiento de esta localidad murciana, que pretendía levantar 2.285 viviendas y un campo de golf. El Tribunal Supremo ha paralizado la obra y dado la razón al pastor que temía que el macro proyecto cortara el paso a su rebaño y terminase con el agua necesaria para los habitantes de su pueblo

El cabrero plantó cara a la promotora, el grupo San José (multinacional de la construcción), al negarse a vender sus 30 hectáreas de tierras a una de sus filiales, de las que el ayuntamiento se mostró dispuesto a expropiar por 2,6 millones de euros. En 2006 el consistorio aprobó el plan urbanístico conocido como “Santa Ana del Monte de Jumilla Golf”, que contemplaba la construcción de 2.285 viviendas y un campo de golf y que fue denunciado por Carrión. La primera demanda fue infructuosa por la oposición del ayuntamiento, pero Pascual no quiso darse por vencido y recurrió al Supremo, que le ha terminado dando la razón paralizando las obras.

Otra vez David contra Goliat y una vez más el menos fuerte, aparentemente, se hace con la victoria. Ojalá esta historia que no ha sido recogida por muchas medios sirva de empuje y ánimo a tantas y tantas causas "perdidas" a priori por ser enfrentamientos desiguales pero no por ello menos justos. Qué por fin la Justicia prevalezca aunque tenga que dar la razón, muy a su pesar (al fin y al cabo depende del Poder), al más débil.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El sentido de la vida según el papa.

Gran descubrimiento el acontecido este fin de semana: el papa Benedicto XVI a descubierto la fórmula que nos resuelve la gran incógnita durante tantos siglos perseguida por parte de filósofos, teólogos, científicos, psicólogos, sociólogos y un largo etcétera de eruditos de todas las épocas y culturas, y no, no me refiero a la fórmula de la gaseosa, si no que el representante en la tierra del dios occidental que más seguidores tiene acaba de descubrir la receta para entender el “sentido de la vida”, que no es otro que el del amor que se gesta en la familia católica.

¡Aleluya! Deberán gritar sus devotos pues nada más y nada menos que según Benedicto lo que los niños del mundo necesitan es el “amor de un padre y de una madre". No la protección legal de un sistema que les garantice el alimento, la salud y la educación sean cuales sean los países donde hayan nacido. Estas son cosas secundarias de las que se puede prescindir si se tiene cerca a papá y a mamá, aunque pudiera darse el caso de que éstos fuesen psicópatas, descerebrados o desequilibrados, qué más da ante la bendición papal que les otorga el mero hecho de constituir un modélico ejemplo de familia nacional-católica.

Pero ahí no queda la cosa. Además, su santidad, se ha reafirmado en la idea de que “el nacimiento de un niño lleva, como el de Jesús, algo de misterio” pues cuando nace un niño muchos son los padres que exclaman ante la visión de su hijo que “este niño es un milagro". Toma patada a la ciencia, a la medicina y al trabajo de los que ayudan a traer niños al mundo. Según esta teoría más que profesionales de la salud parecieran formar parte de la santería milagrera. A partir de ahora cuando se produzca el “milagro” estaría bien que estos profesionales pronunciaran un “¡abra cadabra!” cual magos circenses.

Para finalizar pone a la familia de Jesús de Nazaret como modelo ideal de familia. Obviando por supuesto el resto de ejemplos fuera de la fe católica tan armoniosos como poco como este. Ante el mosqueo que me producen siempre las declaraciones de Benedicto recurro, para recuperar el humor, a una opinión que viene como anillo al dedo y que leí hace tiempo en el diario “El público” de Manolo Saco: “…pongamos por caso, que hay un dios que se divide en dos para que el segundo preñe a una mujer virgen y nazca de ella un tercero, pero que en realidad es el mismo, uno y trino, y que considera pecado comer el fruto de un árbol de un paraíso donde vivía el hombre, solo, el pobre, hasta que ese dios que son tres consideró oportuno crear, de una costilla del hombre que había modelado previamente con barro, una mujer para que le entretuviese… una vez admitida esta estupidez, todo lo que venga detrás forma parte ya del sentido común entre los creyentes". Y del sentido de la vida según la tesis papal.

De momento y mientras que no se nos “revele” lo contrario yo me quedo con la parodia sarcástica que hicieron los Monty Python en su película (que recomiendo sobre todo en las fechas en las que estamos) “El sentido de la vida”. A continuación unos minutos del comienzo:



miércoles, 22 de diciembre de 2010

Navidades.


Estamos a las puertas de unas nuevas navidades, aunque algún gran centro comercial nos intente hacer creer que llegaron ya hace unas semanas. Comenzó la vorágine comercial pero también los buenos deseos, el ser feliz, y si no parecerlo, por obligación, etc. Esto hace que se nos olvide que estas fiestas son sobre todo religiosas, aunque muchos intenten disfrazarlas de tradición cultural, familiar, social… Se conmemora el nacimiento de Cristo al igual que en semana santa se conmemora la muerte del mismo. Otra cosa es el año nuevo y los reyes magos. En el primero, fiesta pagana y no ligada a ninguna confesión en concreto aunque en nuestra cultura occidental el calendario empezara a contar los años a partir del nacimiento de Jesús de Nazaret. En el segundo, solo en ciertos países, lo que hacemos en agarrarnos a un hecho sin demasiada trascendencia desde el punto de vista religioso para seguir gastando dinero en regalos. Y esto es así queramos o no, como lo es en días como San Valentín, días del padre, la madre y santos varios…

Pero aún haciendo acopio reflexivo de todas estas consideraciones, lo cierto es que desde un punto de vista aconfesional estas fechas traen consigo cierto “espíritu” sensible cargado de nostalgia y recuerdos. Porque creo que si a pesar de no ser creyente, sigo reuniéndome con familiares a cenar el día de Nochebuena es porque, de alguna forma, me invade cierto sentimiento infantil lleno de inocencia pueril que me causa un placer reconfortante. De igual modo me ocurre el día de reyes. Es como no querer abandonar del todo la niñez. La ilusión, la magia, el ver a toda la familia reunida. No sé, uno se vuelve niño durante estas fechas. Y es eso lo único que, en mi caso, me empuja a seguir participando de las navidades. Volver a ser un niño de nuevo.

Conste también que no soy un postmoderno que opta por la pose de estar en contra de las navidades como eso, como una pose de cara a la galería. No estoy ni en contra ni a favor, que cada cual haga lo que le venga en gana (faltaría más) pero dejémonos de hipocresías y admitamos lo evidente: la navidad es una fiesta religiosa de tradición cristiana. Lo demás son máscaras con las que intentamos cubrir quizás lo que nos da vergüenza admitir. Yo, en mi caso, volveré a ser un niño otro año más.

martes, 21 de diciembre de 2010

21 de diciembre de 2010, último día de otoño.

En este periplo imaginario a través de la procelosa mar cibernética uno tiene la sensación, a veces, de no encontrarse en un mundo tan distinto al real. Es verdad, que este universo digital no es otra cosa que una creación (más bien diría yo recreación) humana y por lo tanto no deja de ser una imitación de su naturaleza (la humana). Pues tras los miles de millones de imágenes y textos no se esconde otra cosa que otro intento fallido de mejorar el plano físico. De alcanzar la utopía por un lado y por el contrario acabar con cualquier atisbo de insurrección. Lucha de clases, de intereses contrapuestos que transitan por direcciones enfrentadas con las irremediables e infinitas colisiones que esto provoca.

Porque en este mundo electromagnético todo es infinito. Imposible de cuantificar y de, menos mal, controlar. Por muchos intentos que haya en esta dirección la contraria siempre pone de por medio algún antídoto capaz de frenar esta irrefrenable corriente de libertad y pensamientos autónomos. Aquí valdría decir eso de piensa por ti mismo y llévalo al mundo virtual de la red, donde la únicas fronteras son las que imponen los límites de la creatividad y la inteligencia.

Por tanto, más allá de los innumerables intentos de controlar esta procelosa mar cibernética se esconde otro objetivo, si cabe, más sibilino y maquiavélico que no es otro que el de colonizar, como ya se hizo en otros tiempos lejanos más allá de la vieja Europa, estas aguas tan ricas en imaginación y rebeldía. Algo que de ninguna manera se debería consentir.

Sigo navegando. Mi viaje más allá de lo espacio-temporal no acaba más que comenzar. Sé que encontraré muchas dársenas donde al anclar mi intangible velero recibiré más de lo que puedo dar. Como también se que debo andar con cuidado pues, como en tierra, en estos mares tan inhóspitos no es oro todo lo que reluce. Aunque no lo llamaré miedo si debo mantener ciertas distancias que me separen de los peligros y riesgos que me aguardan en tan singular viaje pues espero encontrar algún día, no muy lejano, algún atisbo de esperanza que me de ese empujoncito de ánimo que se necesita para no cejar en el empeño de seguir buscando la tan anhelada utopía. Como a exploradores de otros tiempos no me falta arrojo para ello, aunque tal atrevimiento me lleve a transitar, muy a mi pesar, por lugares cercanos a todo lo contrario.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Paseo por los jardines impresionistas.

Sigo navegando. La procelosa mar de las ondas cibernéticas amaneció hoy en calma. Será quizás porque estas aguas por las que surca mi navío, digo mi PC, no son de bravura conocida. Pareciera que estuvieran tomadas por completo por una calma chicha que me suscita un extraño y a la vez bienvenido placer. Será sin duda que el ser viernes me hace estar necesitado de una navegación agradable y placentera, sin preocupaciones ni avistamientos de tierras hostiles que provoquen necesarias y combativas reflexiones.

Por lo tanto, hoy no será necesario sujetarse al timón, digo al ratón, con la fuerza de otras ocasiones para no desviarse ni un milímetro de la ruta trazada. Plegaré velas y me dispondré a abordar cualquier barco amigo que me invite a subir a cubierta.

Veo a lo lejos un barco que cuando realizo las maniobras de aproximación descubro ante mis ojos que es un gran galeón – el lujo de sus formas así me lo hace pensar-. No sin antes anunciarme, me invita a dar un agradable paseo por su interior.

Sobre las paredes que separan los múltiples camarotes cuelgan antiguas pinturas de viejos maestros. En un recorrido pausado contemplo obras impresionistas cuyos motivos pictóricos son los jardines. Obras de Manet, Monet, Pissarro, Renoir, Sisley, Caillebotte o Berthe Morisot decoran con inigualable belleza el interior del barco. 

Mis ojos se deleitan ante lo que ven y mi mente permanece en calma. Algo que necesitaba después de tanto navegar contracorriente.

                    












Abandono la contemplación de las obras de arte y sigo con mi periplo. De momento seguiré el curso de estas aguas amigas y apacibles. Quizás vuelva en el momento más inesperado la tormenta que torne las aguas de nuevo bravías, pero hasta que eso llegue seguiré disfrutando de esta paz tan deseada.

Galeón abordado:
www.museothyssen.org

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sobre la cumbre del Clima en Cancún.

Leo las conclusiones de la Cumbre sobre cambio climático de Cancún y no parece que por encima de las buenas palabras y promesas haya verdaderos compromisos. Para los gobiernos representados en la cumbre (excepto honrosas excepciones como es el caso de Bolivia) no parece que estén en su cargada agenda de trabajo abordar de manera urgente temas, tan importantes para el desarrollo y la calidad de vida de los habitantes del planeta, como la invasión transgénica, el desarrollo de la energía nuclear, el despilfarro de los recursos naturales, el comercio reverdecido y las injusticias ambientales que plantea el actual modelo de mercado y de crecimiento.

De esta forma, el texto final presentado por la presidencia de la Cumbre en las últimas horas de las negociaciones omite las referencias a los apartados relacionados con la Justicia climática, que se encontraban en los textos en los que más de 190 países han estado trabajando los últimos meses. Por lo que las partes reunidas solamente se comprometen a continuar con las negociaciones, a acometer mayores inversiones en tecnología sostenible (expresión que esconde una contradicción en sí misma) y en distribuir dinero y tecnología en aquellos países que lo necesiten para diseñar y construir sus propios futuros sostenibles. Un marco de adaptación que se resume en la aportación de 100.000 millones de dólares dentro de diez años para así conseguir que la temperatura del planeta no suba más de 2º, cuando parece demostrado que con los 0,8º actuales los desastres ecológicos ya están en marcha.

Nuestro país, representado en Cancún por la nueva ministra de medio ambiente Rosa Aguilar, ni tan siquiera se compromete, solo se lo plantea “como reto” el disminuir el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en base a 1990. Toda una declaración de intenciones por parte de una ministra ahora socialista antes comunista…

Parece lamentable que la situación de las negociaciones internacionales vuelva a una situación de tan solo “declaración de intenciones” de compromiso en el futuro, en vez de compromisos reales, tal y como requiere la situación de urgencia en la que se encuentra el cambio climático.

...Pues parece que no lo fue...

Para más información:  http://www.ecologistasenaccion.org/

viernes, 10 de diciembre de 2010

Día Internacional de la Declaración de los Derechos Humanos.

Hoy 10 de diciembre se conmemora la Declaración de los Derechos Humanos, que tiene su origen en el año 1950 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a todos los Estados y organizaciones interesadas a que en esta fecha observaran el Día de los Derechos Humanos (resolución 423 (V)), aunque el texto de la Declaración Universal se aprobara en 1948. La ONU pretendía así sentar las bases de un compromiso ético para obligar a todos los Estados a cumplir y hacer cumplir una serie de normas.

Desde su aprobación hasta hoy no deja de pasar un día en el que se vulneren de manera reiterativa y descarnada los más elementales derechos de subxistencia, qué decir de otros derechos más relacionados con los valores éticos y morales.

Más que conmemorar procede llorar. Lloremos juntos recitando este bello poema del poeta uruguayo Oliverio Girondo:


La secuencia pertenece a la película argentina "el lado oscuro del corazón".

jueves, 9 de diciembre de 2010

9 de diciembre de 2010.

Sigo con mi viaje cibernético sin retorno a través de las procelosas aguas que mecen este gran ataúd (que diría L.E. Aute) en el que se ha convertido este mundo irreal de unos, ceros e impulsos electromagnéticos. Comienzo a tener la certeza de que este universo de redes se parece cada vez más, no sin cierta insolencia, al real. Ese al que nuestros pies buscan cada mañana al levantarnos de la cama, no sin cierto miedo de no encontrarlo debajo.

Hoy, la procelosa mar cibernética se dibuja en mi camino como una línea curva e ininteligible. En días como este, el concepto de viaje por el espacio-tiempo se me torna confuso y aunque no pierdo la esperanza de encontrar mi anhelada quimera, la desgana y la apatía asaltan cual piratas mi navío imaginario. Debo estar presto a atajar cualquier atisbo de frustración, pues solo con el arrojo que me embarga en esta insólita aventura lograré salir de este, digamos, “bajón” inesperado.

Mis coordenadas ya no son las mismas que cuando comencé esta nueva etapa. Tanto salto espacio-temporal me está produciendo cierto vértigo, tendré que sujetarme con más fuerza, si cabe, a mi ratón, digo a mi timón para no perder el norte y fijar de nuevo el rumbo. Navegaré, si no hay más cambios, hacia otras realidades que por el hecho de no ser tangibles no son menos evidentes. Desde el puesto de mando van apareciendo ante mi mirada perpleja, una tras otra, las distintas “fotografías” que dan forma e imagen a todo lo que acontece.

Sustancia y materia de una realidad cada vez más desoladora. Pocas cosas son las que embellecen el paisaje a no ser que se navegue contra corriente. Pero hoy decidí dejarme llevar por lo que acontece, contemplar la cruda realidad que no es más que el fiel reflejo de lo que de mi pantalla se desprende. Así pues, como si de un abanico se tratase, una sucesión de noticias encadenadas van dando forma a un horizonte desolado.

Más revelaciones de wikileacks o lo que es lo mismo más atentados a la democracia, los controladores aéreos se defienden de lo indefendible, el gobierno se justifica, la oposición ataca, los nacionalistas a lo suyo, los políticos en general a lo de todos pero con pocas o escasas buenas intenciones. Y todavía más: Andalucía se inunda, los hosteleros se quejan, los viajeros se indignan, el paro vuelve a subir, la economía vuelve a bajar, los palestinos siguen oprimidos, los saharauis siguen ninguneados, Oriente medio sigue siendo un pozo de petróleo ardiendo en sangre, el cambio climático sigue adelante, los bosques del mundo siguen hacia atrás… la ignorancia gana a la inteligencia, lo gritos a los argumentos, se estrena una nueva peli-basura, a una niña musulmana le tapan los oídos en clase de música para no ser corrompida, la estupidez sigue siendo el caldo de cultivo de la religión…

Mi dedo índice se apresta con la velocidad del rayo a golpear la tecla de escape. Necesito respirar aire con menos carga eléctrica para volver a retomar el rumbo. Quizás tras un respiro pueda contrarrestar el oleaje y salir de la brusquedad de esta tormenta de informaciones a cual más desalentadora. Buscaré aguas más apacibles donde descansar la mente y recomponer la ruta…



miércoles, 1 de diciembre de 2010

Fascismo.

Vuelvo a la prensa, ojeo las portadas de los periódicos, me adentro en sus páginas. Uno tras otro voy leyendo titulares, noticias internacionales, nacionales, locales y tengo que hacer un esfuerzo para no caer en una depresión transitoria, que solo se pasa cuando cierro de golpe el periódico (virtual). Reflexiono una vez más sobre lo visto y leído y acabo llegando al mismo lugar de siempre: el fascismo está entre nosotros, nunca se fue, sigue estando ahí, impregnándolo todo. Contagiándonos a todos como una verdadera plaga. Fascismo renovado, con nuevo formato adaptado al siglo XXI.

Y aunque por muy actual y poderoso que sea todavía en muchos países, el viejo fascismo ya no supone un riesgo, un problema, una amenaza pues se está instalando un fascismo de nuevo cuño que en comparación con el cual el antiguo quedará reducido a una mera reseña histórica. Este fascismo es mucho más peligroso. No es tan fácil de identificar y por lo tanto de enfrentarnos a él. No dispone de figuras a modo de líder lanzando proclamas, discursos, dictando, ejecutando, oprimiendo. En lugar de establecer políticas y economías de guerra, este nuevo fascismo se viste con unos ropajes totalmente nuevos. A modo de camuflaje utiliza el disfraz paternalista del “todo sea (o todo vale) por la seguridad mundial”. Se establecen así alianzas internacionales, se llevan a cabo protocolos y tratados, se endurecen las leyes y se aumenta el número de policías, de controles. Todo vale si es por el bien de “nuestra seguridad”.

El neofascismo al que me refiero se propaga, silencioso, lento pero seguro. Se instala en cada uno de nosotros, ciudadanos aterrorizados y educados hábilmente para la obediencia, como una eficaz anestesia que nos impida ver con claridad lo que está pasando. Porque para que el neofascismo sea realmente eficaz necesita de seres anestesiados, embriagados de miedo, de terror e instalados en la esquizofrenia de la amenaza constante. Y es así, como al final nos convertimos en unos pequeños fascistas. Cada uno de nosotros con nuestros pequeños miedos, nuestras angustias, inseguridades y cobardías. Así, pues “(…) el mayor enemigo, el adversario estratégico (la oposición a sus otros enemigos es más un compromiso táctico): es el fascismo. Y no sólo el fascismo histórico de Hitler y Mussolini -quienes tan bien supieron movilizar y utilizar el deseo de las masas- sino también el fascismo que se halla dentro de todos nosotros, dentro de nuestras cabezas y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, desear aquello mismo que nos domina y nos explota”***

Porque este neofascismo necesita de nosotros, microfascistas cuya misión es la de aplacar cualquier gesto, acción o palabra discordante en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestras ciudades. Nos estamos convirtiendo, sin querer, en guardianes del totalitarismo más brutal e implacable que jamás haya existido, ese que nunca dejo de estar pero que se ha adaptado a los nuevos tiempos sin problema y que se desenvuelve en ellos como pez en el agua, o más concretamente como tiburón. Nos ha convertido en una especie de policías y jueces internos, y esto es más eficaz que cualquier ministro del Interior o de Justicia, no causándonos ningún problema moral o ético señalar con el dedo a todo aquello que no se corresponde con lo políticamente correcto según los cánones de esta renovada ideología. Juzgamos y dictamos sentencia basándonos en nuestros propios miedos. La razón ha muerto, ha sido atropellada por el deseo. El deseo nos nubla el juicio. El deseo de acabar con todo lo que nos perturbe el actual estado de cosas (¿estado del bienestar?). Se acabaron diferencias notables entre socialismo y fascismo vs socialdemocracia y neoliberalismo. Todo es igual, todo está al servicio del neofascismo.

Quizás ante este desolador panorama la sociedad civil deba (debamos) buscar el antídoto adecuado. Emanciparse de este poder intimidatorio y represor, vacunarse contra la intolerancia, el miedo a lo diferente, a lo de fuera. Cargar la mente de cada ciudadano con argumentos y utilizar la inteligencia como arma para decir basta. Porque frente al marketing político la acción política como estrategia parece el único remedio, al menos, capaz de combatir de igual a igual. “(…) Este arte de vivir, contrario a todas las formas de fascismo, estén presentes o a punto de aparecer, se acompaña de cierto número de principios esenciales, que resumiría de la manera siguiente si debiera hacer de esta gran obra un manual o una guía para la vida cotidiana:

Liberad la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante. Desarrollad la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, no por subdivisión o jerarquización piramidal. Libraos de las viejas categorías de lo Negativo (la ley, el límite, la castración, la falta, la laguna) que el pensamiento occidental ha considerado durante tanto tiempo sagradas como forma de poder y modo de acceso a la realidad. Preferid lo positivo y lo múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, los dispositivos móviles a los sistemas. Considerad que lo productivo no es sedentario sino nómada.

No penséis que haya que estar triste para ser un militante, aun cuando lo que se combata sea abominable. Es la conexión entre el deseo y la realidad (y no su retirada hacia las formas de la representación) lo que posee fuerza revolucionaria. No utilicéis el pensamiento para basar una práctica política en la Verdad; ni la acción política para desacreditar una línea de pensamiento como si ésta no fuera más que especulación pura. Utilizad la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como multiplicador de las formas y los ámbitos de intervención de la acción política”***.

Cierro todas las webs abiertas que me lanzan una y otra noticia a la cual más desoladora: lo mal que está la economía, guerras, catástrofes, terrorismo ambiental, muertes, hambre, corrupción, tráfico de influencias, estupideces de todo tipo casi siempre soltadas sin reparo por algún político… Creo que lo único que vale la pena leer son los artículos de opinión. Sean cual sean las ideologías de sus interlocutores al menos están cargados de argumentos… por cierto, ¿a los políticos les enseñarán algún día el arte de la dialéctica?

***Fragmentos del Prólogo de Foucault al Anti-Edipo de Deleuze y Félix Guattari.