Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

lunes, 27 de diciembre de 2010

El sentido de la vida según el papa.

Gran descubrimiento el acontecido este fin de semana: el papa Benedicto XVI a descubierto la fórmula que nos resuelve la gran incógnita durante tantos siglos perseguida por parte de filósofos, teólogos, científicos, psicólogos, sociólogos y un largo etcétera de eruditos de todas las épocas y culturas, y no, no me refiero a la fórmula de la gaseosa, si no que el representante en la tierra del dios occidental que más seguidores tiene acaba de descubrir la receta para entender el “sentido de la vida”, que no es otro que el del amor que se gesta en la familia católica.

¡Aleluya! Deberán gritar sus devotos pues nada más y nada menos que según Benedicto lo que los niños del mundo necesitan es el “amor de un padre y de una madre". No la protección legal de un sistema que les garantice el alimento, la salud y la educación sean cuales sean los países donde hayan nacido. Estas son cosas secundarias de las que se puede prescindir si se tiene cerca a papá y a mamá, aunque pudiera darse el caso de que éstos fuesen psicópatas, descerebrados o desequilibrados, qué más da ante la bendición papal que les otorga el mero hecho de constituir un modélico ejemplo de familia nacional-católica.

Pero ahí no queda la cosa. Además, su santidad, se ha reafirmado en la idea de que “el nacimiento de un niño lleva, como el de Jesús, algo de misterio” pues cuando nace un niño muchos son los padres que exclaman ante la visión de su hijo que “este niño es un milagro". Toma patada a la ciencia, a la medicina y al trabajo de los que ayudan a traer niños al mundo. Según esta teoría más que profesionales de la salud parecieran formar parte de la santería milagrera. A partir de ahora cuando se produzca el “milagro” estaría bien que estos profesionales pronunciaran un “¡abra cadabra!” cual magos circenses.

Para finalizar pone a la familia de Jesús de Nazaret como modelo ideal de familia. Obviando por supuesto el resto de ejemplos fuera de la fe católica tan armoniosos como poco como este. Ante el mosqueo que me producen siempre las declaraciones de Benedicto recurro, para recuperar el humor, a una opinión que viene como anillo al dedo y que leí hace tiempo en el diario “El público” de Manolo Saco: “…pongamos por caso, que hay un dios que se divide en dos para que el segundo preñe a una mujer virgen y nazca de ella un tercero, pero que en realidad es el mismo, uno y trino, y que considera pecado comer el fruto de un árbol de un paraíso donde vivía el hombre, solo, el pobre, hasta que ese dios que son tres consideró oportuno crear, de una costilla del hombre que había modelado previamente con barro, una mujer para que le entretuviese… una vez admitida esta estupidez, todo lo que venga detrás forma parte ya del sentido común entre los creyentes". Y del sentido de la vida según la tesis papal.

De momento y mientras que no se nos “revele” lo contrario yo me quedo con la parodia sarcástica que hicieron los Monty Python en su película (que recomiendo sobre todo en las fechas en las que estamos) “El sentido de la vida”. A continuación unos minutos del comienzo:



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