Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

martes, 31 de enero de 2012

PENSAMIENTOS EN VOZ ALTA.


Tengo que hacer muchas cosas las próximas semanas; una buena parte de mi otro yo depende de lo que proyecte esos días, de cómo articule mis ideas, que sean convincentes y verosímiles… en eso estoy. El alma me reclama alejarme; la cabeza, tener paciencia y concentrarme en esas prolijas tareas de reinventarme de nuevo.

Cuando aflora la nostalgia por mi espíritu suelo conjurarla con estrategias literarias; por ejemplo rebuscando en los archivos de mi PC notas ya olvidadas, ensayando una vez más cómo redondear alguna de mis historietas guardadas en las bodegas de su disco duro, con la insana intención de coleccionarlas algún día en algún cuadernillo que regalar a familiares y amigos.

No hace mucho releí una serie de fragmentos escogidos de El cielo protector de Paul Bowles. Recuerdo a Port, uno de los personajes protagonistas de la novela y sus siempre enigmáticas palabras. O en la película de Bertolucci al mismo Bowles dirigiéndose a la cámara en el viejo café de Tánger, en penumbra… Port había dicho: “La muerte está siempre en camino, pero el hecho de que no sepamos cuándo llega parece suprimir la finitud de la vida. Lo que tanto odiamos es esa precisión terrible. Pero como no sabemos, llegamos a pensar que la vida es un pozo inagotable. Sin embargo, todas las cosas ocurren sólo un cierto número de veces, en realidad muy pocas". Qué cosas tiene la vida. Pasas media vida esperando y cuando por fin llega lo que tenía que llegar tienes miedo ese día y dejas pasar tu hilo de plata. Y aún hoy no entiendes por qué coño no prendiste ese cabo y te fuiste entonces a correr mundo, a derrochar la vida, ceñido a su cintura por ese camino que nunca será sino un sueño. Pero lo cierto es que lo pasado, pasado está…

Pero aún así esperas encuentros y desencuentros pues no se arrepiente el valiente ni siquiera en su infortunio. El que vive “en medio” por seguridad o estrategia es que tiene miedo, Miedo y medio ¡Cuánto se parecen algunas palabras! A veces (muy pocas, eso sí) la permutación de las letras no altera el significativo producto de sus palabras.

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