Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

viernes, 25 de febrero de 2011

El estado cuida de nuestra salud.



Al parecer, el ministerio de sanidad en su empeño de cuidar de nuestra salud a golpe de decreto, pretende advertir en las etiquetas de las botellas de contenido “espirituoso”, o lo que es lo mismo de “priva” o “bebercio” con graduación alcohólica, que su consumo sin “moderación” trae consigo riesgos para la salud: “El etiquetado de las bebidas alcohólicas debería indicar que su venta está prohibida a los menores y alertar de los riesgos que conlleva beber sin mesura. Esta es la postura de los diputados y senadores de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, que pidieron ayer a las administraciones que pongan en marcha esta medida” (edición digital 25-02-11 Público.es).

Y digo yo, ¿por qué siguiendo con esta preocupación de sus señorías por salvaguardar la salud de sus votantes no se propone también etiquetar otro tipo de objetos de consumo pernicioso para la misma? Pongamos algunos ejemplos:

Los vehículos de uso privado podrían llevar un letrero que diga “las autoridades sanitarias advierten de que el humo de los coches mata mucho más que el de los cigarrillos”, pues según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica mueren en Europa entre 11.000 y 16.000 personas por culpa de los gases nocivos que desprenden los tubos de escape de los coches. Además, las partículas en suspensión son responsables de patologías respiratorias, alergias, enfermedades respiratorias en niños, pérdida de función pulmonar e incluso cáncer de pulmón. Aún así se sigue favoreciendo su uso en vez de limitarlo o directamente prohibirlo. Paradojas políticas de la vida.

Y puestos a etiquetar se podrían poner mensajes de advertencia en todos los edificios donde se ejerza algún tipo de poder político (ministerios, ayuntamientos, concejalías, residencias presidenciales, parlamentos, etc.) que éste corrompe, de alguna manera, a todos aquellos que lo ejercen y que su abuso produce efectos perniciosos en la población, produciendo más adicción que el mismísimo alcohol y tabaco juntos.

Y en las urnas ¿no deberían advertir a los votantes de lo peligroso que resulta votar a ciertos personajes expuestos en las papeletas de voto? O también en los televisores advertir con el siguiente mensaje: “¡Cuidado, el visionado de ciertos programas y cadenas idiotiza y disminuye la capacidad de pensar!”En fin, se podría ampliar la lista hasta un número indeterminado de advertencias perjudiciales tanto para la salud física como mental de la población, dejaré por tanto en manos de vuestra imaginación la ampliación de la misma.

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