Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

lunes, 17 de junio de 2013

SOBRE EL CASCO Y SU OBLIGATORIEDAD CUANDO SE CIRCULA EN BICICLETA.

Genial la reflexión que hace el profesor Manuel Delgado al respecto. No puedo estar más de acuerdo:


La actual discusión a propósito de la obligatoriedad del uso de casco por parte de los ciclistas urbanos, hace quizá pertinente la recuperación de este billete que publiqué en El Periódico de Catalunya el 29 de julio de 2000, pocos días después de que un 4x4 embistiera trágicamente a tres ciclistas en Corbera.
PELIGROS CICLISTAS
Manuel Delgado

Por sus virtudes prácticas, deportivas y civiles, la bicicleta es el instrumento por excelencia de la pacificación de la vía pública. Su presencia en las calles y las carreteras prueba que es posible la amabilidad en un mundo que tantas veces se antoja dominado por la insolidaridad y el apresuramiento. Pues bien, esa exaltación de la cordialidad tiene sus mártires. Decenas de ciclistas –los últimos anteayer– mueren cada año como resultado de la falta de respeto que merece la práctica más respetable que conocen nuestros espacios públicos. Los más ejemplares de sus usuarios son los más vulnerables, los más desprotegidos y los más despreciados por parte de aquéllos que están convencidos de que la vía pública no es pública, sino de ellos. ¿La culpa del ciclista? : pretender circular de otra manera, encontrar otra cadencia, otro ritmo; valorar los deslizamientos suaves sobre el asfalto, renunciar al vértigo en nombre de la calma y, sobre todo, creer que él también tiene derecho a transitar.

Nuevas normas se preparan para acabar con la sangría de ciclistas, pero todas ponen el acento en las medidas de seguridad que ellos y sólo ellos deben adoptar, como si de algún modo fueran responsables de la fatalidad que les afecta. Ni una palabra sobre vigilar y castigar a quienes parecen practicar un sistemático acoso al ciclista. Nada acerca del peligro que implican ciertos modelos de coches, como los todoterreno, moles diseñadas para una conducción agresiva y que pueden matar y matan, como lo acaban de demostrar en Corbera este pasado domingo.

Por cierto... Qué curioso. Tantas iniciativas para normativizar la tenencia de «razas peligrosas» de perros y nadie hace nada por controlar la posesión de vehículos que dan la impresión de haber sido concebidos para llevarse todo lo que encuentran por delante.

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