Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

viernes, 17 de enero de 2014

SLOWLY.



La botella de ginebra estaba casi vacía cuando ella me pidió que bailáramos. Por la ventana se veían caer los copos de nieve, muy lentamente. Él, su marido, observaba la escena mientras acariciaba el borde de su copa.  Yo solo fui a hablar de negocios pero terminamos bebiendo y hablando demasiado, principalmente de unos asuntos bastante sucios, pero también de otras cosas, de nuestra antigua amistad y de ella. Estaba a punto de marcharme cuando él puso esa maldita canción. No nos quitaba ojo mientras apuraba su ginebra. Intenté separarme pero ella entonces se pegaba más a mí. Cuando noté su rostro cada vez más cerca del mío desee que la música no dejara de sonar nunca y que bailando nos fuéramos lejos, pero nada es eterno, lo sé muy bien. La música cesó de repente. Él seguía mirándonos,  yo hacía como que no me daba cuenta pero ella era consciente de lo que pasaba en todo momento. Afuera seguía nevando. No debía quedar ya nada de mi rastro sobre la nieve. Quise escuchar el sonido de los copos al caer y seguir bailando, muy lentamente, pero creí que lo mejor era marcharme. Y eso es todo señor juez.

También puedes leerlo junto a otros estupendos micros de diversos autores en la web: http://estanochetecuento.com/slowly/

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