Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

viernes, 31 de octubre de 2014

LA CAÍDA DEL IMPERIO DE SAFO.


Le gustaba inventar lugares imaginarios. Su última invención fue un país poblado solo por mujeres. Lo llamó el Imperio de Safo. Safo es una isla cubierta de vegetación tropical y de clima cálido todo el año. Más allá de sus fronteras solo hay agua salada, pues está en medio del océano, por eso es tan difícil llegar, por eso y porque dicho país no existe en ninguna carta de navegación. Imaginó también que las mujeres safolianas eran algo gordas y de tetas grandes, más o menos a imagen y semejanza de cómo recordaba a su madre. Imaginó también, que en uno de sus muchos viajes arribó su velero en aquella isla y que una mujer safoliana se enamoró de él y que accedió a acompañarla a su cabaña. Allí imaginó que la comía el cuerpo a besos hasta llegar a su pubis, que lamió despacio hasta hacerla gemir de placer.

Como todos los imperios, un día Safo dejó de existir. Ocurrió una mañana gris cuando encontraron sin vida al hombre que soñaba despierto, tapado con cartones, sobre un banco del parque. Solo los que acostumbraban a escuchar sus historias lograron entender el por qué de esa extraña sonrisa dibujada en su rostro.



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