Si me pongo a contar las cosas
que –verdaderamente- importan
en esta puñetera vida
me salen no más de seis.
Mi familia y dos o tres
amigos a los que quiero
o quizás cuatro, no sé.
Una canción de Silvio Rodríguez,
una fotografía de mi madre,
de las de blanco y negro,
una puesta de sol en Pasajes,
el otoño en Pelegrina
y mi lugar en el mundo
que no es más que donde está
todo lo anterior.
Después viene lo demás
que a decir verdad
me importa bastante poco.
Pero lo que te juro
ni me interesa ni me desvela
son los dioses baratos
las sucias banderas
y las patrias de mierda.
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