Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

martes, 1 de marzo de 2016

HABITACIÓN 104.

                                           


Quedamos en vernos en un hotel de carretera, el mismo en el que aquella vez no entramos por vergüenza. Eran otros tiempos, éramos mucho más jóvenes.

Ella ha llegado tarde aunque sabe que no me gusta esperar. Antes de entrar me da dos besos. Uno por mejilla. Cuando el recepcionista nos entrega la llave ella mira hacia otro lado. Tenemos reservada la habitación 104. Tomamos el ascensor sin cogernos de la mano. Solo nos tocamos cuando por fin comenzamos el rito de quitarse la ropa, en silencio, lentamente pero sin pausa hasta que, desnudos, nos tumbamos sobre la cama sin deshacer y follamos un par de veces, con la luz encendida y con una furia y una pasión olvidada. Como dos adolescentes. La segunda vez me pide que me corra sobre su cara. Obedezco con una satisfacción en otros momentos reprimida. Tras el torbellino de piernas, brazos, bocas, saliva y sudor ella enciende un cigarrillo. Me ofrece una calada aunque sabe perfectamente que dejé de fumar hace años. Es entonces cuando comienza a hablar de sus hijos, del trabajo que tuvo que dejar cuando quedó embarazada, de su vida vacía. Pero en ningún momento menciona un marido. La escucho en silencio sin entender nada. Cuando queda dormida yo quedo mirando al techo, confuso.

A la mañana siguiente dejamos el hotel. Ahora estamos en casa, en la cocina. Sentado sobre una banqueta la observo mientras prepara la cena. Hace un rato me ha dicho que anoche tuvo una aventura. Sigo confuso.





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