Welcome to the Inopia.

Más allá de Orión, la Puerta de Tanhauser, los Cerros de Úbeda, la cara oculta de la luna, Babia y más lejos todavía de donde Cristo perdió el gorro andan a la deriva, o más bien naufragan, mis pensamientos y reflexiones sobre las más que recalentada realidad que nos abrasa todos los días. Por eso, cuando todo se emborrona y pareciera que nada tiene sentido, me exilio en la Inopia, lugar donde encuentro el hilo de Ariadna al que agarrarme si quiero encontrar la salida del laberinto.


Sitio desnuclearizado

viernes, 26 de noviembre de 2010

2010: Un día sin compras, 364 de consumo crítico.

jpg_10-31b95 Hoy, 26 de noviembre, se celebra el 19º Día Sin Compras (DSC) en distintas ciudades de decenas de países del mundo. Este día simboliza la búsqueda de alternativas que nos permitan superar un modelo de consumo que se ha mostrado insostenible social y ambientalmente. Tiene como fin denunciar los excesos y defectos de este modelo de consumo, promoviendo la reflexión crítica, denunciando los impactos, construyendo alternativas y articulando iniciativas para un consumo consciente, crítico y responsable.

El DSC se celebra cada año la jornada posterior a la conmemoración del Día de Acción de Gracias, a finales del mes de noviembre. La elección de la fecha se debe a que el Día de Acción de Gracias representa el pistoletazo de salida a la oleada de las compras navideñas, principalmente en EE.UU. El también denominado Viernes Negro, es la fecha en la se rebajan los precios en la inauguración de la temporada de compras navideñas, se colapsan las grandes superficies y centros comerciales, la publicidad promueve el desenfreno consumista y, como resultado, es la jornada en la que se produce el mayor volumen de compras en ese país.

Esta iniciativa fue propuesta por el publicista canadiense Ted Dave como una forma de crítica contra los excesos consumistas. Su primera edición se celebró bajo el lema “lo bastante es suficiente” en 1992 y posteriormente el DSC ganó más notoriedad pública al ser impulsado por el colectivo Adbusters. La propuesta del DSC podría ser comparable a una jornada de huelga de los consumidores o una campaña de boicot, no contra un producto o una empresa concreta, sino contra el aparato mercantilista y publicitario y el modelo de consumo resultante.

Los objetivos de esta actuación global no se limitan a la reducción del nivel de consumo en los países del Norte económico, sino que se extienden a promover una reflexión crítica sobre este modelo de consumo, denunciar sus impactos y proponer alternativas viables que estén sustentadas en valores como la sostenibilidad socioambiental, el reparto equitativo de la riqueza, la solidaridad, alternativas que retomen las relaciones comunitarias de cercanía, el comercio local y estén asociadas a las necesidades reales de las personas.

Por ello, se trata de una apuesta activa por otro modelo de consumo más crítico, donde el eje no sea el crecimiento económico y la optimización de los beneficios empresariales a costa de sistemáticas injusticias sociales, la polarización de la riqueza, la dependencia al consumismo y la destrucción de los recursos naturales. Así, se ha convertido en una jornada señalada para los colectivos y personas que apuestan por la transformación del modelo de producción, distribución y consumo, así como del estilo de vida contemporáneo.

Durante esa fecha, los colectivos y organizaciones sociales implicadas en estas temáticas denuncian de distintas maneras un sistema injusto, alienante e insostenible, y reivindican el consumo local, justo y ecológico de los productos necesarios. Por eso, el DSC es también una ocasión para obtener una visión más ajustada de la problemática asociada al consumismo y la promoción del ejercicio colectivo de un consumo responsable y crítico durante los otros 364 días del año.

Se trata, por tanto, de una jornada que sirve para poner sobre la mesa de la conciencia colectiva un conjunto de críticas y alternativas necesarias que han quedado ocultas o disfrazadas por el ruido mediático y la saturación publicitaria. La crítica a una economía que se ha vuelto autónoma, que no toma en consideración las necesidades y exigencias de la vida humana y sólo aspira a su propio desarrollo. A un aparato de producción que pretende alcanzar un ilusorio crecimiento infinito sobreexplotando el planeta y un modelo de consumo que pretende mercantilizar todo aquello cuanto exista. A un estilo de vida que obvia cualquier límite y pasa por encima de las necesidades en nombre del “progreso”, el “desarrollo” o la “modernidad”. La alternativa de construir una sociedad fuera de la lógica del crecimiento, el individualismo y la competencia. De promover un modelo económico y social que respete los límites físicos, proteja y favorezca la vida. La alternativa de reaprender a vivir más allá del consumismo, siguiendo la consigna “menos para vivir mejor”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario